En general, lo primero que tienes que tener claro es que una vaguada implica bajas presiones, es decir, inestabilidad. Lo que pasa es que, al contrario de una borrasca o una DANA, otros tipos de sistemas de bajas presiones, las características de una vaguada son muy concretas: por un lado, a sus dos lados se encuentran con regiones atmosféricas cuya presión es más alta. Es decir, se forma un escenario de ALTA PRESIÓN - VAGUADA - ALTA PRESIÓN. Además, en el mapa tienen una forma muy característica, ya que las isobaras, casi paralelas, se encuentran formando una 'V'.
En el mapa que te mostramos a continuación, es fácil ver estas dos características.
Con todo, la fuerza de una vaguada puede variar según las circunstancias atmosféricas, pero lo cierto es que siempre van a traer consigo nubes de gran desarrollo vertical y lluvias, así como viento. Las precipitaciones no suelen ser muy intensas aunque sí muy duraderas: en algunas ocasiones han llegado a durar inclusos meses (eso sí, no estrictamente continuada).
Sin embargo, una vaguada jamás estará relacionada con el frío. En este caso, el descenso de las temperaturas se lo deberemos más al embolsamiento de aire frío que está asociado a esta vaguada. Pero eso no significa que siempre sea así. De hecho, en algunos casos las temperaturas no son tan bajas como las que veremos de aquí a dos días.