El recuerdo de historiadores y periodistas sobre los días previos a la muerte de Franco: "Entre el miedo y la incertidumbre"
"Esos días en la calle había miedo, incertidumbre… porque a pesar del todo atado bien atado, que afortunadamente no fue así"
El desconocimiento de la dictadura de Franco impulsa su apoyo entre los más jóvenes desencantados por la democracia
Días de espera dominaban la incertidumbre. Julian Casanova, reconocido historiador, lo recuerda así, como un periodo gélido y cargado de tensión que culminó con el anuncio oficial. “Día frío después de una agonía, una larga agonía. Se anuncia la muerte. Miedo, tensión, mucha tensión. Mucho rito, mucho simbolismo. Mucha imagen grandilocuente y Franco enterrado como un faraón.” Para Casanova, biógrafo de Franco y experto en la guerra civil y la dictadura, aquellos días condensaron toda la liturgia del régimen, desde las imágenes multitudinarias en la Plaza de Oriente hasta el imponente y solemne entierro en el Valle de los Caídos.
El historiador subraya que existía una base social que lloraba la muerte del dictador y que se sumió en un luto inmediato. “Hay una base social que llora, que se pone de luto. Las corbatas negras se agotaron en Madrid pero hay gente que tiene miedo. Nadie sale a la calle a gritar que es la imagen que un joven puede ver hoy cuando cae un tirano". El miedo, una palabra que aparece una y otra vez en los testimonios de quienes vivieron ese momento, respondía al mensaje que Franco había repetido durante décadas: que todo quedaría “atado y bien atado”.
Amalia Sánchez Sampedro, periodista que cubrió aquellos días como cronista política con solo 25 años, recuerda la atmósfera de incertidumbre que se vivía en las calles: “Esos días en la calle había miedo, incertidumbre… porque a pesar del todo atado bien atado, que afortunadamente no fue así, pero no se sabía lo que podía pasar.” Aunque el régimen seguía proyectando fuerza y continuidad, la sociedad española ya había empezado a transformarse profundamente y miraba hacia un futuro que todavía no estaba escrito.
Ese mismo año, incluso el humor había empezado a encontrar pequeños espacios de libertad en la televisión. Un anuncio del diario Telexpress donde Manuel Campo Vidal trabajaba con 24 años jugaba con una ironía inusual para la época: “Ocho mujeres separadas, cuatro viudas sin problemas, dos curas con tejanos”. Para Campo Vidal, aquel clima social que comenzaba a aflorar explicaba la célebre frase de Adolfo Suárez en el Congreso, que él recuerda como un punto de inflexión: “Por eso, Suárez en aquella frase importante en el Congreso dijo: ‘Vamos a hacer normal en las leyes lo que es normal en las calles’.”
En medio del temor, los símbolos y la solemnidad del final de una era, comenzaba a abrirse paso el germen de un futuro democrático que cambiaría para siempre la historia de España.