Será para todos ya y con todos los respetos el abuelo del parabrisas. El anciano, todo coraje que esgrimiendo tan solo una garrota ha protagonizado una de las secuencias más sorprendentes de esta semana negra que Cataluña no olvidará.
Fueron las cámaras de Cuatro las que registraban un momento que explica muchas cosas. "Que no me entere yo que lanzáis algo a la Policía". Así, sin más, delante de jóvenes con la cara tapada y ganas de pelea. El hombre intentaba educar a unos jóvenes que habían acudido a las manifestaciones con un solo objetivo: pelea.
El hombre indignado, había sido testigo de los incidentes, con las idas y venidas de los efectivos antidisturbios de Mossos y Policía, la algarada de los miembros de los llamados Comités de Defensa de la República (CDR) y las hogueras en plena vía pública, toda una guerra de guerrillas.
La imagen del enfrentamiento es tremenda, pero la del hombre abandonado desolado, pese a haber triunfado, porque los jóvenes le hicieron caso y le respetaron, es la misma imagen de esa Cataluña que asiste en casa, incrédula, a lo que se está viviendo en la última semana.