Zahara de de la Sierra, las casas encaladas que vencieron a la peste y ahora al coronavirus

  • Cerraron con vallas todas la entras del pueblo

  • Varios voluntarios entregan alimentos a domicilio

Encalar las fachadas se instauró como una medida de higiene desde hace siglos en los pueblos andaluces y creó una seña de identidad. Uno de esos bellos lugares, Zahara de de la Sierra, se ha hecho famoso durante esta pandemia porque ha logrado no tener ni un solo infectado de COVID-19.

Estos días, la localidad de Zahara de de la Sierra, en Cádiz, se ha convertido en una auténtica fortaleza. El gobierno decretó el estado de alarma y ellos decidieron blindarse. Cerraron todas las entradas salvo uno con vallas. “Al tener ese único acceso se nos ocurrieron más ideas. Hicimos un badén sanitario para que los coches pasaran por agua y lejía y pusimos un arco de desinfección”, explica el alcalde Santiago Galván.

Higiene exhaustiva

Dentro de este pueblo la higiene es exhaustiva. A ello colaboran todos los vecinos. Tanto que hasta medios extranjeros les han hecho reportajes.

En la calle, ni un alma. Para evitar salidas el ayuntamiento ha instaurado gracias a voluntarios las compras a domicilio gratis. Así han conseguido cero infectados de COVID entre sus más de 1500 habitantes, la cuarta parte mayores de 65 años.

El blanco inmaculado de sus paredes seguro que también ha contribuido. El encalado de las casas es un remedio centenario contra las epidemias. Las sucesivas epidemias de peste, fiebre amarilla o tifus de los siglos XVI al XIX fueron en buena parte culpables de esta obsesión que sobrevive como un rito social asociado a la higiene.

Otro dos pueblos a salvo del COVID

En Alcorisa, Teruel, todos los días desinfectan las calles con tractores. Quizá sea este el motivo por el que de sus 3.313 habitantes no se haya detectado ningún caso de coronavirus. Sin embargo, el alcalde Miguel Iranzao Alvalde lo achaca al “buen comportamiento y compromiso” de sus conciudadanos.

Hinojosa de San Vicente , en Toledo, contempla un caso similar. De sus 394 habitantes ninguno está contagiado. Quizá sea por los voluntarios del pueblo que hace los recados de los más mayores. Los demás se quedan en casa y los que salen no se juntan y se saludan siempre desde lejos. O tal vez porque la mascarilla es obligatoria para todos y en 40 días no ha entrado nadie que no sea del pueblo. Sea como fuere pueden estar bien orgullosos de su victoria contra la pandemia.