De la euforia de María al recibir la vacuna a la negativa de parte de los empleados de Lardero y Calahorra

  • María Bello se convierte en el rostro de la euforia tras recibir la vacuna

  • Nueve de cada diez residentes de residencias aceptan las vacunas

  • Uno de cada cinco decide no hacerlo en Calahorra y

María Bello no pudo evitar dar un grito de euforia al recibir la vacuna contra el coronavirus. Tiene 83 años y está en la residencia Santa Ana de Ponteareas (Pontevedra). La euforia con la que ha recibido la vacuna ha emocionado al personal sanitario encargado de administrar la vacuna. Los mayores están dando la cara ante los temores que despierta en la sociedad ponerse las primeras vacunas. "Deja el bracito flojo, relajada", le decía la enfermera. Después, el pinchazo y el jolgorio posterior. "Me fue muy bien, no tenía nada de miedo", ha dicho María tras el ansiado momento.

En Calahorra y Lardero, uno de cada cinco trabajadores ha dicho que no a ponerse la vacuna, aunque no es la tónica general. El 90% de las personas que trabajan o residen en geriátricos han pedido ya que se les ponga la vacuna, según el Círculo Empresarial de Atención a la Dependencia, la patronal mayoritaria del sector.

Cerca del 90% de personas mayores y profesionales de residencias de toda España ha dado su consentimiento para recibir la vacuna contra la covid-19, según datos del Círculo Empresarial de Atención a la Dependencia (Ceaps). Entre los primeros colectivos que van a recibir la vacuna contra el coronavirus están las alrededor de 360.000 personas que viven en residencias en España, de los que el 79% tienen más de 80 años, por lo que se consideran más vulnerables.

Según los datos que maneja Ceaps de sus asociados, más del 90% de los usuarios y del 85% de los profesionales han dado su visto bueno a la vacuna en regiones como Aragón y Asturias y en Cataluña se ha llegado al 93% en pocos días.

En opinión de la presidenta de Ceaps, Cinta Pascual, el que las residencias hayan sido los primeros puntos de vacunación representa "un acto de responsabilidad" y convierte a los mayores "en ejemplo para el resto de la población. Para la gente que trabajamos en residencias, para los mayores y también para las familias, la posibilidad de estar vacunados, la posibilidad de poder crear inmunidad dentro de los centros nos da un poco de esperanza y de ánimos de volver a recuperar esta normalidad y movimientos de las personas mayores”, añade Pascual en el comunicado