A Carmen, de 89 años, no le okuparon la vivienda: no era la propietaria y la tenía arrendada sin poder hacerlo

  • El País desvela que la anciana no es la propietaria del piso y en su contrato "está prohibido el subarriendo"

  • La joven va a seguir viviendo de momento en el inmueble, según cuenta su abogado en Todo es Mentira

  • La joven marroquí tiene contrato, paga el alquiler y no es cuidadora de la anciana

La noticia de la que se hicieron eco todos los medios señalaba cómo Carmen, una mujer mayor de 89 años, había perdido su piso a manos de su cuidadora, una joven marroquí de 26. No tardaron en producirse, como era de prever, la indignación, los escraches y las amenazas a la joven. Pero la policía ha tenido que salir al paso de las informaciones para decir que estamos ante un error.

La joven vive desde enero de 2017 en el piso, ubicado sobre uno de los soportales de la calle Toledo llegó desde Marruecos para estudiar Filología Hispánica en un programa conjunto de la Complutense y la Sorbona de París. A la mujer mayor le pagaba un alquiler de 400 euros por una de las dos habitaciones de la vivienda, según múltiples recibos mensuales que el abogado de la joven, Pablo Galdón, según explica el diario El País.

La mujer mayor es Carmen Franquelo, de 89 años, y no es la propietaria del piso, sino una inquilina de renta antigua que ha habitado ese edificio desde 1946. Paga 121,5 euros, una cuantía que se actualiza anualmente con el dato oficial de inflación. En su contrato se prohíbe expresamente el subarriendo.

La propietaria del piso vive en Bilbao y durante años se ha limitado a cobrar la renta pero a principios de 2021 descubrió que en el buzón de la vivienda aparecía el nombre de la joven. Carmen fue avisada de ello. Era urgente que la chica abandonara el piso para no dejar evidencias de la irregularidad. Y a eso parece que se dedicaron los esfuerzos. Con Desokupa incluido. La joven sigue en la vivienda porque la propietaria de la misma se lo ha permitido mientras que Carmen, que no estaba en el piso el día que los agentes arrebataron las llaves a la familia, lleva más de dos años fuera de la vivienda y no queda desamparada al vivir con su hermano.