La Operación Jaula para detener a Juan Antonio Moyano tuvo éxito. Los guardia civiles se abrazaban entre llantos después de capturar al presunto asesino de José Manuel, un joven de 47 años casado y con dos hijos. Todo el cuerpo se unió para capturar al presunto asesino, jóvenes que ni siquiera trabajaban ese día. Horas de batidas para dar con el hombre que de un tiro había acabado presuntamente con la vida de un compañero. En el momento de su detención conducía una furgoneta robada horas antes en una rotonda junto al centro comercial Serrallo Plaza. También se encontró una mochila con un subfusil lleno de barro en su interior junto con el arma homicida.
La guardia civil en prácticas que acompañaba a José Manuel también recibió un disparo. Ella respondió con otros dos, pero Juan Antonio escapó. Por poco tiempo. Los compañeros de José Manuel no dudaron en ir a la caza del delincuente. Su apodo, Kiki. Después de decenas de detenciones y cometer múltiples delitos la carrera criminal de Juan Antonio acabó de la peor manera: segando una vida. Los compañeros de José Manuel, enterrado hoy entre lágrimas y la admiración de todos, le detuvieron visiblemente nerviosos.
Kiki cometió su primer delito a los 17. Su padre ya le había echado de casa con 16. Ha sido la suya una carrera en el mundo del delito. Tras pasar en prisión en 2014 salió de la cárcel. En 2017 se le detuvo de nuevo. La tragedia pudo ser aún peor. La guardia civil en prácticas que acompañaba a José Manuel también recibió un disparo. Ella respondió con otros dos disparos, pero Juan Antonio escapó.
Nacido en Granada el 8 de abril de 1978, las fuerzas policiales atribuyen a Juan Antonio Moyano 27 delitos por robos, ocho hurtos y decenas de detenciones, la mayoría por robo de vehículos, pero también por maltrato psicológico a una ex pareja en Cijuela (Granada) y por amenazas.
En 2011, intentó evitar que le pusieran las esposas agrediendo a un guardia civil con un destornillador. Fue detenido por primera vez en 2006, en Macarena (Granada) por conducir sin carnet y ha estado en prisión durante nueve años.
La AUGC, asociación mayoritaria de la Guardia Civil, ha señalado que muertes como esta reflejan la necesidad de aumentar la seguridad en el cuerpo en momentos de despliegue policial con la mejora del material, dotación individual de un chaleco por agente y más formación.