La ministra de Justicia, Dolores Delgado es hoy una silla vacía. Esta semana, si las últimas horas se confirman la única silla en la que se sentará será la del Consejo de Ministros. Mientras, la agenda de Dolores está despejándose a pasos agigantados. El cúmulo de vídeos de sus comidas con Villarejo no cesa. Y parece que dada la capacidad del comisario de las cloacas para grabar todas las conversaciones con amigos y enemigos hay material para rato.
En este tiempo, Dolores Delgado parece tener una agenda fantasma, protegida del primer plano. Defendida visceralmente por Baltasar Garzón (algo que no se sabe si ayuda o no) y por un presidente del Gobierno que vive los fuegos desde el extranjero donde habla de un gobierno fuerte y decidido y que aguantará hasta 2020, aunque no tenga presupuestos, ha confirmado Pedro Sánchez. El presidente no dudará en prorrogarlos y culpará a la oposición por no tener nuevas cuentas.
La ministra, reprobada, ha dejado claro que no piensa dimitir y el presidente ha destacado que ningún corrupto va a marcar su agenda, pero la realidad es que Iglesias ha pedido ya la dimisión de Delgado. La polémica sobre la sociedad de Pedro Duque ha abierto un nuevo incendio que parece haber apartado el foco de la ministra, aunque el último audio sube de tono: ahora Villarejo lograba controlar a la gente a través de una red de prostíbulos. Lo confirmaba en la conversación donde la ministra no ponía peros. Otro golpe a la imagen feminista a la igualdad y a la defensa de las minorías sociales más frágiles después de calificar a Marlaska de "maricón" o decir que ella trabaja mejor con los hombres.