Según los últimos datos, el principio del final del volcán de La Palma podría estar cerca. Los indicadores empiezan a dar señales de que disminuye la actividad volcánica pero hay que tener mucha cautela.
Por primera vez en casi 50 días, el volcán de Cumbre Vieja muestra signos de cansancio. Se reduce el dióxido de azufre, baja la señal de tremor volcánico y se reducen los terremotos. Todos estos signos se tienen que mantener en el tiempo para que realmente la erupción este llegando a su fin.
Ya ayer por la tarde, el Pevolca admitió apreciar "signos positivos sobre la evolución del volcán" de Cumbre Vieja, aunque señalando que los indicadores seguían siendo altos.
Las emisiones de dióxido de azufre (SO2) asociado al penacho volcánico registrada ayer fue de 9.600 toneladas diarias, una tendencia descendente que se repite desde hace varios días. No obstante, los científicos señalan que para la vuelta a la normalidad en la Isla Bonita los niveles deben situarse no por encima de 100. Queda mucho camino por recorrer.
Así, la directora nacional de Vigilancia Volcánica del Instituto Geográfico Nacional (IGN) y portavoz del Comité Científico del Pevolca, Carmen López, dijo ayer que se aprecian "signos positivos", si bien esa tendencia a la baja "se tiene que acentuar" porque "todavía los valores son muy altos".
Y a pesar de la disminución de estos tres elementos, fundamentales para poder empezar a hablar de una reducción de la actividad volcánica, en las últimas horas los expertos han destacado los niveles de actividad visible en el cono, que han sido muy variables, con pulsos ocasionales de elevada tasa de emisión de lava.
Además, actualmente siguen activos varios centros de emisión en el volcán de La Palma. Las coladas siguen hacia el oeste, rebosando puntualmente algunos tubos y canales lávicos en las zonas preexistentes. Tan sólo se ha registrado una pequeña evolución de la zona de colada 11, que avanzó unos 150 metros, y también se están produciendo aportes o rellenos en algunas islas, sobre todo en la colada 10.