Sergio Cámara, de la silla de ruedas a cruzar España tres veces en bici: "No se rindan, la vida se vive pedalada a pedalada"

Este granadino de 52 años llegó a pesar 163 kilos y tiene una discapacidad motriz que apenas le permite andar
A pesar de sus limitaciones, en 2021 se propuso recorrer recorrer 1.350 kilómetros desde San Fernando hasta Santiago de Compostela en 11 días
Se ha convertido en la primera persona con movilidad reducida en cruzar España tres veces en bicicleta de montaña
La historia de Sergio Cámara Madrid es un ejemplo de que solo existen los límites si los aceptamos. Este granadino de 52 años ha pasado de pesar 163 kilos y enfrentarse a una discapacidad motriz que apenas le permite andar a convertirse en la primera persona con movilidad reducida en cruzar España tres veces en bicicleta de montaña. Montado en su máquina los dolores se desvanecen y cualquier cosa es posible. "Si yo, con mis limitaciones, logré cruzar España en bicicleta, cualquiera puede marcarse un reto. No se rindan: la vida se vive pedalada a pedalada. La vida es un instante", nos cuenta.
Sergio no siempre tuvo las limitaciones físicas que ahora le hostigan. De joven practicaba culturismo y rugby, llegando a jugar en el Universidad de Granada. Y de ese último deporte aprendió algo muy importante: "A no rendirme, a luchar por mis compañeros y respetar a mis adversarios". Pero en 2005, cuando trabajaba para una empresa de telecomunicaciones, todo empezó a torcerse. Instalando unos cables de teléfonos sintió un tirón en la espalda. Tuvieron que operarle de urgencia de la vértebra L4-L5, con el peligro de que le tocaran los nervios y le dejaran sin movilidad.
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Ya no pudo seguir ejerciendo la misma profesión y comenzó a trabajar en un salón recreativo. Pero a los tres años sufrió un trombo en la pierna derecha debido a la cantidad de horas que pasaba de pie. Nuevo paso por quirófano y nueva búsqueda de empleo. Fue entonces cuando empezó como vendedor de la Once, lo que le dio tranquilidad y estabilidad. Lo malo es que el trabajo sedentario le hizo engordar demasiado, alcanzando los 163 kilos.
Decidido a perder peso, en 2018 se compró una bicicleta, con tan mala suerte que en la primera semana un coche se saltó un Stop y le atropelló, sacándole la rótula derecha. Más dolores de espalda y de piernas. "Fue en una serie de pruebas cuando me diagnosticaron artrosis degenerativa en tobillos, rótulas y columna, discos dañados con protusiones y picos desde la S1 a L4, y no podían operar por la artrosis", nos cuenta Sergio. "Me dijeron, palabras textuales, que si no bajaba de peso en menos de cinco años podía perder la movilidad, ese era mi futuro".
De la depresión a encontrar su 'Alma'
Hundido en una profunda depresión por el diagnóstico, Sergio llegó a perder la fe en la vida. Un día, de camino a la rehabilitación, vio una bicicleta con el nombre de 'Alma' en el cuadro y le dijo a su mujer que eso es lo que había perdido: "el alma y las ganas de vivir". Pero ella, que ha sido siempre su gran apoyo, vio ahí una oportunidad y le sugirió que con el dinero que le diesen por el accidente se comprara esa bicicleta, la Orbea Alma H30. Le costó unos 1.200 euros.
La vida, sin embargo, se empeñaba en ponérselo difícil. Era 2020 y la pandemia mundial por Covid nos obligaba a encerrarnos en casa, justo cuando Sergio estaba dando sus primeros paseos en bicicleta. "Confinado, con dolores por todo mi cuerpo y llegando a tomar hasta 15 pastillas diarias entre antiinflamatorios, para la circulación, para el dolor y para la depresión", Sergio se decidió a pedir un rodillo en redes sociales y, milagrosamente, "una persona que tiene una tienda de bicis en Talavera de la Reina que vio cómo tenía las piernas me envió uno para que pudiera hacer algo de ejercicio". Aquello le dio las fuerzas necesarias para continuar.
"Un día, sentado en la cama intentando agacharme para atarme los cordones de las zapatillas, mi mujer se agachó para ayudarme y me dijo que ella estaría para cuidarme y que no me preocupase. Mientras me decía eso, yo miraba a la ventana pensando en que no quería ser una carga para ella. Decidí coger los valores que el rugby me enseñó y llevarlos a mi día a día como si fuera un partido. Así que le dije a mi mujer que iba a marcarme un objetivo imposible: adelgazar 50 kilos y cruzarme España en bici", nos cuenta Sergio.

Un plan trazado en Google Maps
El ambicioso plan pasaba por recorrer 1.350 kilómetros desde San Fernando (Cádiz) hasta Santiago de Compostela (A Coruña), con un desnivel acumulado de más de 27.000 metros. Así lo anunció en redes sociales, recibiendo todo tipo de reacciones. Desde quienes pensaba que estaba loco y le dedicaban comentarios hirientes a quienes le apoyaron sin reservas. Roger-Briz le ofreció una equipación adaptada a sus necesidades, la marca Speedsix Wheels le envió unas ruedas especiales y la Federación Española de Rugby publicó en su página web su reto.
"No tenía un GPS ni medios suficientes, y me organizaba las rutas mirando el Google Maps. Mi familia renunció a su paga extra para que pudiese realizar mi reto, tuve que ajustarme sin poder planificar las llegadas y alimentación, adaptándome al día a día en mi ruta", nos cuenta. "Me tomé cada día como un reto a superar, sin pensar qué estaba realizando o hasta dónde quería llegar. Priorizaba mi seguridad y alimentación para poder llegar bien a mi siguiente etapa, donde ya buscaría hospedaje".
Toda la frustración acumulada durante años de problemas la convirtió en gasolina con la que subir puertos como la Sierra Korte de Sevilla, Puerto de Béjar o el puerto de Cadal. "Miraba a mi alrededor y todo era un mundo nuevo a descubrir, vivir el momento disfrutando de cada amanecer y de cada atardecer, de sus gentes y sus costumbres", rememora Sergio.
Tras once días de dura travesía, todo había valido la pena: "Verme en la plaza del Obradoiro, mirando esa imponente catedral, viendo lo que había logrado y cómo estaba antes, lloré de emoción y llamé a mi señora para decirle que seguiría luchando por la vida. Fue un sacrificio casi imposible en mi situación, que seguro serviría a otros para seguir luchando, como así fue".

La bicicleta se ha convertido en sus pies
A aquel reto cumplido en 2021 le siguieron otros. En 2022, de San Fernando a Bilbao, 1.296 kilómetros en 12 días. En 2023, ruta al Delta del Ebro, 1.154 kilómetros en diez días. Objetivos con los que "he motivado a personas con cáncer, trastornos alimenticios y depresión, e incluso a deportistas de elite a marcarse sus propios retos y no rendirse". Para él no hay mayor orgullo que haber servido de inspiración a otros muchos: "Es el mayor analgésico para mi cuerpo, y me da la paz de saber que he ayudado con mis pocos medios a muchas personas".
La bicicleta se ha convertido en sus pies, le da la movilidad que no tiene cuando camina. "Me alivia los dolores de espalda y piernas, y me da la libertad de vivir cada instante de mi vida". Fuera de ella, sin embargo, las cosas siguen siendo más difíciles: "Cuando no monto en bici, los dolores se agravan, me cuesta caminar y no puedo dormir. Estoy a la espera de una operación de rótula para ponerme una prótesis".
Entre sus próximos objetivos está escribir dos libros en los que contará sus viajes y cuyas ganancias piensa donar a la investigación de enfermedades raras y el cáncer infantil. Además, planea emprender 21 retos solidarios para fomentar el deporte entre las personas con enfermedades y concienciar sobre diversas causas sociales usando el ciclismo como plataforma para dar visibilidad. También pretende seguir contando su historia de superación para motivar a otras personas a marcarse sus propios retos. "Si consigo ayudar a una persona, ya ha merecido la pena cruzarse España tres veces", concluye.