El también llamado ‘divorcio del sueño’ ha ido ganando adeptos en las generaciones a partir de los 50
Desde un “me roba las sábanas” hasta el repetido “ronca demasiado”: los motivos iniciales son múltiples
Extra: Divorciarse pasados los 50: “Aguanté hasta que mis hijos llegaron a adultos”
Cada vez son más las parejas que deciden dar puerta a la cama de matrimonio y dormir separados para mejorar la calidad del sueño. Es lo que se conoce como ‘sleep divorce’ o ‘divorcio del sueño’, una práctica que pese a que puede dar la sensación dramática de llevar a las parejas al distanciamiento, nada más lejos de la realidad: no es incompatible con la vida en pareja y es más, según la Academia Americana del Sueño (AASM), se reducen los conflictos al mejorar el descanso nocturno de ambos miembros.
No obstante, como en todas las cosas que atañen a la intimidad del hogar, hay división de opiniones (también en este tema) y se dan tantos motivos para dormir juntos o separados como personas consultadas sobre la cuestión, pero el caso es que es una práctica que va en aumento y que no tiene trazas de desaparecer.
Dormir mal: motivo de divorcio
Desde un “me roba las sábanas” hasta el repetido “ronca demasiado”, pasando por el típico “da mucho calor” o su contrario “siempre tiene frío”, existen mil y un pretextos que los defensores de esta práctica enumeran a su favor, aunque tampoco faltan los detractores, por supuesto: “No puedo dormir si no lo (o la) abrazo”, “toda la vida ha sido así” o “es nuestro momento de intimidad”, son las excusas que dan estos últimos para dormir cual koala pegado a una rama de eucalipto aunque eso le implique levantarse de peor humor.
El caso es que dormir mal por culpa de la media naranja puede ser un motivo más que suficiente de divorcio, sobre todo en las parejas más maduras y que llevan más años juntas. Trabajar a turnos, moverse mucho, tener trastornos del sueño, roncar, ver la tele, tener preferencia por una almohada o un tipo de ropa de cama en concreto son circunstancias que pueden dar lugar a discusiones de pareja que se solucionarían fácilmente con el ‘sleep divorce’ sin pensar en ello como un drama, sino dándole la única importancia que merece: favorecer el descanso y, en consecuencia, el estado de ánimo de los dos.
Los millennials, los que más lo practican
La práctica del divorcio del sueño es una tendencia que no tiene pinta de ser temporal. Según una encuesta reciente de la Academia Americana de Medicina del Sueño (AASM), más de un tercio de los norteamericanos aseguran dormir ocasional o permanentemente en otra habitación para conseguir conciliar el sueño y que éste sea reparador.
Los hombres son más propensos a dormir en el sofá o en otra habitación, un 45% lo hace, frente a un escaso 25% de las mujeres que confiesan dormir mejor sin su pareja. Por franjas de edad, casi la mitad de los millennials duermen ocasional o permanentemente en otra habitación (un 43%), seguidos de los de la generación X (el 33%), la generación Z (el 28%) y los baby boomers (el 22%).
Vivir en armonía
Eso sí, el ‘sleep divorce’ no es tan radical como suena. Hay parejas que eligen dormir siempre en habitaciones separadas (generalmente las que tienen problemas de ronquidos o duermen con máquinas anti apneas), pero a otras muchas les basta con dormir en otra cama en determinadas circunstancias o días de la semana (por ejemplo cuando uno ha salido y no quiere molestar al otro, o cuando el turno de trabajo de esa jornada obliga a uno a meterse en la cama a deshora).
El caso es que el papel del sueño en la salud ha cobrado tal importancia en la actualidad que la tendencia de dormir en camas separadas va en aumento y ya no tiene en absoluto nada que ver con no estar bien con la pareja sino todo lo contrario: descansar para estar en armonía con ella.


