¿Es bueno regalar cosas a tus hijos por sacar buenas notas?
Expertos de la UOC explican los riesgos de premiar sistemáticamente a los adolescentes
En base a la psicología recomiendan a los padres motivar con elogios verbales en lugar de materiales
Mi hijo adolescente ha dejado de contarme cosas: cómo crear situaciones en las que le apetezca hablar
La forma en que los padres se relacionan con sus hijos adolescentes ha cambiado de manera significativa en las últimas décadas y, mientras hace unos 30 o 40 años se criaba con normas rígidas y autoritarismo (y ya no digamos antes), hoy se tiende al diálogo y a la negociación para realizar todo tipo de tareas, usando incluso incentivos en forma de regalos que harían levantar de la tumba a nuestros antepasados.
Pero ¿es bueno premiar por realizar tareas que se suponen deberían hacer sin rechistar o sacar buenas notas? Es la cuestión que muchos padres y educadores se plantean a la hora de fomentar hábitos y/o conductas en niños y adolescentes, y según expertos en neurociencia y psicología de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), la respuesta es sí, pero de manera excepcional y sólo en contadas ocasiones, si no queremos dañar el desarrollo autónomo de los menores.
Según varios estudios, utilizar premios de manera indiscriminada puede tener efectos negativos en la motivación a largo plazo por lo que ¿premios por buenos resultados académicos?, sí y no: sí en contadas ocasiones sin que se convierta en hábito y no, si queremos que realicen esa actividad de manera continuada en el tiempo.
Premios en situaciones puntuales
Lo ideal, según las conclusiones de un estudio llevado a cabo por el neurocientífico Kou Murayama, de la Universidad de Columbia en Nueva York, es que la actividad resulte satisfactoria sin depender de premios externos, algo que se consigue con motivación y altas dosis de imaginación por parte de padres y educadores.
Lo reafirma el experto en psicología Diego Emilia Redolar, docente de Ciencias de la Educación en la UOC, quien asegura que “si queremos que alguien lleve a cabo una tarea de forma continuada, recompensar una vez no sirve, ya que esto puede tener efectos negativos y provocar que pierda la motivación por hacerla”.
El reto está en mantener el equilibrio entre la valoración del esfuerzo y el incentivo ocasional
Lo propio es, por tanto, utilizar premios en situaciones puntuales (sin abusar de ellos) y que sean excepcionales, ya que, de convertirse en norma, los adolescentes "pueden perder la motivación interna y centrarse exclusivamente en la obtención de la gratificación externa", asegura el experto.
En la misma línea, la psicóloga Laura Cerdán Rubio, considera que los premios pueden ser útiles en situaciones puntuales y recomienda utilizar el elogio verbal como herramienta para reforzar el esfuerzo y la dedicación durante el proceso, en lugar de centrarse únicamente en el resultado: “El reconocimiento verbal y el apoyo emocional son muy poderosos. Elogiar el esfuerzo puede motivar a los niños a seguir adelante”, y añade: “El reto está en mantener el equilibrio entre la valoración del esfuerzo y el incentivo ocasional”.
Estrategias para motivar sin premios
Como refuerzo de esta teoría, un estudio de la Universidad de California en Irvine desveló que, aunque los sistemas de compensación extrínsecos pueden reforzar la motivación del estudiantado, también pueden tener efectos negativos, como la adicción a los premios o un menoscabo de la autoestima cuando no se obtienen.
Tanto Cerdán Rubio como Redolar coinciden en que es esencial fomentar la motivación interna a través de estrategias que hagan que la tarea en sí sea atractiva. Transformar una actividad rutinaria en un juego o permitir que los menores tomen decisiones sobre cómo y cuándo llevarla a cabo son algunas de las recomendaciones prácticas que proponen. Cerdán Rubio sugiere integrar elementos lúdicos en las tareas escolares para hacerlas más amenas, mientras que Redolar sugiere que el enfoque debe ser más creativo y que en lugar de premiar con objetos, se motive a realizar una tarea convirtiéndola en una actividad lúdica.
