Señales más allá de las obvias de que estás en una relación tóxica: "Tus decisiones empiezan a estar condicionadas"

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Las relaciones tóxicas no tienen edad. Ni siquiera después de los 50 años estamos libres de vernos atrapados en un vínculo emocionalmente dañino. El problema es que en esta fase de la vida más madura los patrones tóxicos pueden ser más difíciles de identificar, diluidos bajo el peso de los años compartidos, la rutina o el miedo a quedarse solo.

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Estamos en una relación poco saludable cuando la conexión con la otra persona no conduce a un espacio de apoyo, comprensión y crecimiento, sino que se convierte en una fuente de angustia, tristeza o desgaste. A veces las pistas son evidentes -gritos, faltas de respeto, críticas destructivas, violencia emocional-, pero no siempre son obvias. Lara Ferreiro, psicóloga y autora del libro ‘¡Ni un capullo más!: El método definitivo para quererte y encontrar a tu pareja perfecta’ (Grijalbo), nos enseña a detectar esas señales sutiles que muchas veces pasamos por alto.

Te sientes agotad@ emocionalmente sin saber muy bien por qué

"Si después de quedar con esa persona notas un cansancio que no se corresponde con lo que habéis hecho, y poco a poco vas perdiendo ilusión por planes o personas que antes te entusiasmaban, es señal de que algo no va bien y de que puedes estar ante un vampiro emocional, es decir, una persona muy tóxica que te carga con energía negativa todo el tiempo", nos explica la experta.

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Tu criterio y tus decisiones empiezan a estar condicionados

En ocasiones la manipulación emocional aparece en pequeños gestos diarios no perceptibles a simple vista, en forma de comentarios críticos velados, sarcasmos o silencios hirientes que poco a poco van generando sentimientos de culpa propios de una relación poco saludable. "Cuando te sorprendes a ti misma evitando contar ciertas cosas, midiendo demasiado tus palabras o cambiando de opinión solo para evitar un posible conflicto o desaprobación de tu pareja, es una alerta clara de que esa persona te está haciendo una manipulación emocional muy sutil", advierte Ferreiro.

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Te aíslas progresivamente

"Puede que sin darte cuenta hayas dejado de ver a tus amistades, de contar cosas a tu familia o de hacer planes por miedo a que se moleste o porque no le caen bien", explica la experta. Sin apenas ser conscientes, vamos cayendo en una aislamiento emocional muchas veces normalizado bajo frases del tipo 'es que él es así'. "Este aislamiento progresivo, aunque no te lo imponga de forma explícita, es muy peligroso y una táctica de control encubierta, porque cuanto más aislada estés, más difícil será tener a alguien que te apoye y al que puedas acudir cuando decidas romper con esa persona tóxica", indica la psicóloga.

Nuestra experta también nos recuerda esas otras pistas que son importantes tener en cuenta y que son indicativas de que estamos en una dinámica dolorosa:

  • Faltas de respeto. La persona tóxica se caracteriza por menospreciar a quienes le rodean. "Puede hacerlo a través de críticas constantes (ridiculizando tus opiniones, restando valor a tus ideas o haciéndote sentir inferior), actitudes despectivas (hablando con tono paternalista, interrumpiendo o ignorando lo que dices en momentos importantes), o invadiendo tus límites (pasando por alto tu espacio físico y emocional, sin tener en cuenta cómo te afecta)", señala.
  • Actitudes manipuladoras. La persona tóxica es muy hábil a la hora de distorsionar las situaciones para presentarse como víctima, incluso cuando es ella la responsable del conflicto. "Emplean recursos como el silencio intencionado, castigándote emocionalmente si no actúas como esperan, o generando culpa para controlar tu comportamiento", advierte la psicóloga.
  • Egocentrismo. Estos perfiles suelen distinguirse por tener una visión centrada en sí mismo. Los demás son personajes secundarios de su historia personal. "Lo verás en su escasa disposición a colaborar (solo busca recibir, pero rara vez ofrece), su falta de empatía (minimizando tus problemas y desviando la conversación hacia sus propios intereses) y sus relaciones oportunistas (aparece cuando le conviene y desaparece cuando se trata de apoyarte)", explica Ferreiro.
  • Escaso compromiso. "Evita responsabilidades y rara vez cumple con lo que te prometió. Es de esos que siempre promete mucho, pero a la hora de la verdad no hace nada", indica.
  • Deslealtad. No suele ser alguien en quien confiar. "Cambia de opinión según lo que más le beneficie, aunque eso implique traicionar la confianza de los demás", describe la experta.

Cómo actuar en estos casos

El amor requiere compromiso y entrega, pero nunca debe implicar renunciar a la propia identidad o al bienestar. Salir de una relación tóxica requiere coraje, pero nunca es tarde para elegirse a uno mismo. "Lo fundamental es marcar límites firmes, cuidar nuestra salud emocional y evitar enredarnos en sus dinámicas tóxicas. La clave está en identificar estos patrones cuanto antes y decidir qué lugar merecen en nuestra vida. Lo más sano, en muchos casos, es tomar distancia, bloquearles y proteger nuestra autoestima", receta nuestra psicóloga.

También será necesario buscar el apoyo de amigos, familiares o profesionales de la salud. Sanar y recupera la confianza en uno mismo es un proceso que lleva tiempo pero que a la larga nos librará de cargas emocionales absolutamente injustas.