Neurohacking o cómo mejorar tu memoria a partir de los 50

Reducir el estrés tiene un impacto positivo en la memoria y la concentración. Imagen de archivo.
Reducir el estrés tiene un impacto positivo en la memoria y la concentración. Imagen de archivo.. GETTY IMAGES
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Que levante la mano quien a lo largo de su vida, sobre todo en torno a los 50, no ha olvidado muchas veces donde dejó las llaves del coche, las tutorías de sus hijos, renovar algún seguro que caducaba o comprar aquello que llevaba en la lista de la compra (y que estaba de primero porque era lo que más se necesitaba en casa). Son olvidos cotidianos (la gran mayoría fruto de la edad) que, en principio no tienen demasiada importancia pero que pueden ir aumentando con el paso del tiempo y llegar a afectar más seriamente a la vida diaria así que cuanto más se atrasen mejor.

Y aquí viene la buena noticia: nuestro cerebro, además de tener la capacidad de aprender, y procesar información esencial para el funcionamiento de los órganos, es capaz de cambiar y adaptarse a lo largo de nuestra vida, con lo que es posible revertir su envejecimiento y mejorar su rendimiento trabajándolo igual que se trabaja cualquier otro músculo.

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Precisamente es en este contexto donde surge el neurohacking, el término que engloba el conjunto de técnicas y herramientas que se usan para mejorar el rendimiento y la optimización del cerebro, en el que trabaja la experta Gladys Kali, y que nos puede ayudar a mejorar la memoria y la concentración, entre otras cosas.

El neurohacking es la práctica de recablear y optimizar tu cerebro mediante técnicas neurocientíficas que transforman hábitos, pensamientos y emociones para mejorar tu rendimiento y bienestar”

Recablear y optimizar el cerebro

La investigadora es especialista en neurociencia aplicada a la gestión del estrés, y sus descubrimientos en torno a este tema los recoge en el libro ‘Neurohacking. Gestiona el estrés laboral’, en el que defiende que  igual que se pueden trabajar los músculos, se puede trabajar y entrenar el cerebro.

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Según ella, “el neurohacking es la práctica de recablear y optimizar el cerebro mediante técnicas neurocientíficas que transforman hábitos, pensamientos y emociones para mejorar tu rendimiento y bienestar”, explica, todo ello con el objetivo de reducir el estrés y así, de manera indirecta, fortalecer la memoria.

Cuando los olvidos son frecuentes es necesario consultar al especialista. Imagen de archivo.

Kali apunta que el estrés crónico tiene un impacto profundo en el cerebro, “especialmente en estructuras como la amígdala y el hipocampo”, detalla, que son claves para el procesamiento de las emociones, el miedo, la memoria y el aprendizaje. Según la experta, “cuando la amígdala domina, el cerebro secuestra recursos y, en lugar de recordar se centra en reaccionar”. Sus avances en neurohacking consisten en ayudar a la memoria “optimizando el funcionamiento del cerebro. Usando técnicas basadas en la neurociencia se calma la amígdala (la parte del cerebro que se activa con el estrés) y se evita  que el cortisol dañe el hipocampo, la zona clave para aprender y recordar”, detalla.

Para mejorar la plasticidad neuronal y la memoria, si no haces ejercicio físico, busca la manera de moverte

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5 pilares del neurohacking

Gladys Kali se basa en cinco pilares fundamentales para, según sus investigaciones, optimizar el funcionamiento del cerebro y crear un entorno “ideal” para potenciar la memoria, la concentración y el rendimiento cognitivo que son: sueño reparador, nutrición inteligente, ejercicio físico, meditación y técnicas de respiración controlada.

Sueño: el pilar más poderoso del neurohacking para la memoria ya que el sueño de calidad potencia la neuroplasticidad y mejora la creatividad.

Respiración: “Las técnicas de respiración profunda pueden ayudarte a calmar la mente y mejorar la concentración al reducir la respuesta al estrés”, explica Kali.

Meditación: “La meditación de atención plena (mindfulness) es una práctica poderosa que fortalece las conexiones neuronales en las áreas del cerebro responsables del enfoque y la atención”, explica, mejorando la concentración y la resiliencia emocional.

Alimentación: “Una buena nutrición y los suplementos adecuados pueden ayudar a mantener a raya el cortisol” y además “una microbiota equilibrada influye directamente en tu estado de ánimo, tu energía y tu capacidad para manejar el estrés”, añade la experta.

Ejercicio físico: con el ejercicio físico se beneficia el cuerpo pero también el cerebro. Al realizar actividades aeróbicas como andar, correr o nadar “se crea un entorno óptimo para la plasticidad neuronal y la memoria”, sentencia, así que la experta recomienda, en aras de mejorar la memoria: “Si no haces ejercicio físico, busca la manera de moverte”.