Dolor en el codo después de los 50: ¿golfista o tenista sin raqueta?

El fisioterapeuta Toni Pérez, autor de ‘No te lesiones más’, dedica todo un capítulo a las lesiones del codo y su prevención
Ambas lesiones tenían como común denominador el dolor incapacitante, aunque se manifiesta de forma única en cada una
¿Te duele el codo hasta el punto de no poder sostener una taza de café?; ¿Has consultado Google y te dice que puede tratarse de lo que se conoce como “codo de tenista” o “codo de golfista?; ¿No has tocado una raqueta ni un palo de golf en tu vida y no entiendes nada?... Tranquilo, no estás sólo, es más común de lo que crees y tenemos la explicación a lo que te sucede de la mano de un experto fisioterapeuta que te ayudará a identificar de cual de las dos lesiones se trata (si es que no es otra cosa) y a evitar que te descuides y se agrave.
A partir de los 50 años es bastante frecuente que algunas partes del cuerpo empiecen a doler, y el codo no es una excepción. Tal vez te molesta cuando vuelves del supermercado cargado con bolsas, cuando intentas abrir un frasco o incluso cuando navegas por internet desde el ordenador… pues, efectivamente, podría tratarse de los famosos codo de tenista o golfista y no, no hace falta que juegues al golf ni al tenis para sufrirlos. En su libro No te lesiones más (Cúpula 2025), el fisioterapeuta Toni Pérez (@Fisioteduca), dedica todo un capítulo a las lesiones del codo, describiendo sus características, su tratamiento y también el modo de prevenirlas para que el dolor no te impida realizar ejercicio físico o sea una excusa para dejarle a tu pareja las tareas del hogar.
El codo de tenista es tan común que entra en el top 10 de las lesiones más famosas del cuerpo
Codo de tenista
Según el experto, el codo de tenista es tan común que “entra en el top 10 de las lesiones más famosas del cuerpo” y se debe, resumiendo mucho sus explicaciones, a una sobrecarga de la musculatura del codo debido a movimientos repetitivos de la mano y el brazo, como pintar, levantar objetivos o hacer movimientos de agarre intensos. “Si bien es más probable desarrollar el codo de tenista cuando repites el mismo movimiento una y otra vez, con el tiempo, el tendón no puede seguir soportando tanto esfuerzo y empieza a desgastarse, lo que provoca dolor y limitación en el movimiento”, explica Toni.
Y añade: “Lo peor de todo es que, al principio, el dolor puede ser bastante leve y fácil de ignorar. Sin embargo, cuanto más se deja pasar, más se agrava la situación, lo que termina afectando al día a día de quien sufre la lesión”. De hecho cita el caso de su propia madre, que empezó a desarrollar esta lesión a raíz de coger bolsas de la compra y poco a poco “fue incapacitándola hasta el punto de no poder ni sostener un vaso de agua sin sentir dolor”.
Codo de golfista
“Si hay un codo de tenista, tendrá que haber un codo de golfista” explica este experto; y su diferencia radica en que la musculatura afectada está en el otro borde del codo, el que está más pegado a nuestro cuerpo. Dejando la terminología a un lado, la forma en la que llegas a lesionarte es igual que con el codo de tenista: a raíz de una sobrecarga muscular vas perdiendo capacidad de fuerza.
Lo peor de esta lesión es que cuanto más se ignora más probabilidad hay de que evolucione a un dolor más intenso, apareciendo incluso en reposo. “Lo curioso es que, a pesar de su nombre, el codo de golfista afecta a más personas que no juegan al golf que a los que sí lo practican”, asegura Pérez.
“¿Y quiénes son esas personas a las que más le afecta?”, te preguntarás, pues según el experto “a profesores que pasan horas escribiendo en una pizarra, trabajadores que usan herramientas manuales o incluso a alguien que pasa el día cargando cosas pesadas”, que cuando llegan a ser conscientes del dolor seguramente ya han pasado semanas o incluso meses notando molestias a las que no daban importancia.
Tanto para el codo de tenista como para el de golfista, evita los movimientos que agraven el dolor y haz ejercicios de fuerza progresivos
Codo de tenista vs de golfista
El dolor es el denominador común de ambas lesiones, pero se manifiesta de forma única en cada una. En el codo de tenista, el dolor está “muy bien localizado en la parte externa del codo” y éste aumentará al agarrar objetos o al hacer movimientos repetitivos con el brazo extendido. Por otro lado, el codo de golfista conlleva molestias en la parte más adelantada del hombro y el brazo, que se intensifican al levantar objetos o girar el antebrazo. En ambos, agarrar o levantar objetos puede convertirse en una “tarea casi imposible” debido al dolor.
Cualquier actividad que implique movimientos repetitivos, como usar el ratón del ordenador o herramientas manuales, puede desencadenar el codo de tenista, y darle reposo al brazo no basta: se debe fortalecer el antebrazo y mejorar esta capacidad para volver al estado normal y evitar recaídas.
Por otro lado, al igual que el codo de tenista, la lesión del golfista necesita ejercicios específicos y una mejora en la técnica de los movimientos repetitivos, si no, “caerás de nuevo más pronto que tarde”, advierte Toni. “Si quieres una mejora, tanto para el codo de tenista como para el de golfista, evita los movimientos que agraven el dolor y haz ejercicios de fuerza de manera progresiva para el antebrazo”, concluye.