Infidelidad

Cuando un amante de verano salva tu matrimonio: “Llego a casa más feliz"

Fotograma de 'Juegos secretos'. New Line Cinema
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"Cuando llega el calor los chicos se enamoran", cantaba hace años un dúo de mujeres. Pero no podemos descartar a la población femenina, que según algunos estudios se vinculan a un nivel más profundo. Es bonito estar enamorado, entonces, ¿qué lleva a ser infiel?, incluso considerar que hacerlo puede salvar la relación. ¿Importan los sentimientos del tercero?

Hacerlo y disfrutarlo, o más bien, no sentir culpa. Esto es lo que refrenda un estudio de la Universidad Johns Hopkins en Estados Unidos. A partir de una encuesta a usuarios del sitio web de citas para personas que se encuentran en una relación, Ashley Madison, revela que, las personas casadas que tienen aventuras, en general, las encuentran satisfactorias y apenas perciben arrepentimiento.

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Certificaban amar a sus parejas, sin embargo, aspectos como la insatisfacción sexual, fueron puntos clave para acometer la infidelidad.

Saber lo que se quiere

Patricia (nombre ficticio para que no la identifiquen), 56 años, residente en Galicia y casada, comenta que, para ella, decidir estar con otra persona es algo que no se debe hacer a la ligera. “¿Que por qué sin intención de romper mi matrimonio, tengo algo fuera de casa? En parte la rutina, sentir poca pasión por parte de mi pareja y tener la necesidad de sentirme viva y deseada” explica.

Dice haber sido siempre una mujer vehemente sobre sus convicciones en contra de la infidelidad, pero llegó a sus 50 y pocos y empezó a ver las cosas de otra manera. “Tengo varias amigas que hacen lo mismo y, exponiendo sus motivos, lo vi razonable. Tienen algo con sus parejas que les gusta, pero necesitan otras cosas que con 50 años y matrimonios largos no suelen darse”, describe.

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“Con ese hombre estuve como tres o cuatro veces bastante espaciadas en el tiempo y volví a disfrutar del sexo en todo su esplendor y disfrutar como si tuviese 20 años, impagable a mi edad”, sostiene.

Expresa que le excitaba recibir mensajes a las tantas de la noche diciéndole que pensaba en ella y no lograba dormirse o que estaba ansioso por verla de nuevo y hacerla disfrutar. “Me sentía única, joven, especial y eso con mi marido lo había perdido”, cuenta.

Estar con ese hombre resultó un descubrimiento en todos los sentidos. “Una canita al aire de cuando en cuando puede hacer mucho bien. Por supuesto, tu pareja no debe enterarse, aunque ¿quién sabe si él no hace lo mismo?”, señala.

Ser infiel no va a arreglar aquello que va mal en el matrimonio, no obstante, puede devolver la chispa a la pareja. “Llego a casa más feliz tras haber estado con otro que me ha hecho sentir lo mejor y mi marido puede aprovecharse de eso. Ya no estoy apagada o asqueada como lo he estado en ocasiones”, destaca.

Aclara que una vez estuvo a punto de enamorarse de un amante y se planteó el divorcio, pese a todo, supo poner en una balanza y elegir bien. “La edad también es un plus y gracias a ello no voy tan de cabeza, aunque haya despistes”, opina.

“Mi marido me aporta cosas que no podría una persona que acabo de conocer; el sexo es otra cosa. También por eso rechazo a hombres muy jóvenes que pueden volverse locos por ti y hacerte dudar”, comparte.

Entiende que todo no tiene que ver con insensibilidad o falta de respeto a la pareja, sino tiene más que ver con procurar salvar la relación y estar mejor en general, algo que -como apunta- repercutirá en quienes te rodean.

“Hay gente que tan solo aguanta y llega a verse por el pasillo y saludarse sin más, ni dormir juntos, ni besos, ni sexo, ni conversaciones. No quiero eso, quiero salir, disfrutar, tener sexo como a mí me gusta y encender de nuevo una llama que, finalmente, comparto con mi marido”, acaba.

Abandonar lo correcto y monótono

Azucena Martínez Esparza, psicóloga y sexóloga, especialista en terapia de pareja, confirma que es frecuente, estadística y clínicamente, que durante el verano aumenten los encuentros afectivo-sexuales o románticos fuera de la pareja estable. “En ocasiones tiene relación con una ilusión pasajera, un 'amor platónico de verano' y en otras, vínculos de mayor complejidad, que podrían llegar a alargarse en el tiempo”, resalta.

Opina que, el tiempo libre, un mayor número de horas de sol y el calor pueden afectar a algunas personas de forma negativa (astenia primaveral, por ejemplo) y a otras de forma positiva “aumentando las ganas de socializar, hacer planes diferentes e, incluso, el deseo sexual”.

“Se puede llegar a generar una falsa sensación de encapsulamiento situacional, una burbuja, donde permitirse ser una persona diferente, con normas que no se pueden aplicar el resto del año y creyendo que las decisiones no tendrán consecuencias o bien, deseando que así sea. “El verano será entendido como una vía de liberación”, refiere.

Para la psicóloga puede traer cosas buenas, siempre y cuando, ambas personas sean honestas, y malas, dependerá de la relación. “Tiene que ver el tiempo que lleven juntos, de cómo se haya producido la infidelidad, de si lo ha contado la persona o ha sido descubierta...”, recalca.

Para la experta, uno de los factores más importantes es el motivo por el que cual se produce la infidelidad. “Si este momento de crisis es entendido como un catalizador de cambio y trabajan unidos para construir algo nuevo, rompiendo antiguas dinámicas, puede ayudar a analizar insatisfacciones profundas y llegar a nuevos acuerdos. Esto, a su vez, propicia un redescubrimiento personal, donde plantearse preguntas que igual hasta entonces no se habían hecho”, considera.

Según Martínez, es indispensable la ayuda profesional, para resolver la pérdida de confianza, la inseguridad, la sospecha constante... “Ocurre un aumento de las discusiones, tensiones en la convivencia, deterioro de la autoestima, inseguridad y ansiedad. En algunas ocasiones, la culpa no es exclusiva de la persona que ha sido infiel, pues la persona afectada puede sentirse insuficiente”, manifiesta.

“Si los dos son conscientes de lo que fallaba y propicia conversaciones necesarias con un deseo de reparar la relación, reavivará el vínculo, incluso puede que con más fuerza”, remata.