El secreto de Mariuccia Rivano para seguir haciendo windsurf a los 98 años: "Lo tomo todas las mañanas"
Está considerada la windsurfista más longeva de Italia y entre sus aficiones también figuran el golf, el esquí y el tenis
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Llegar a los 90 o 100 años no es solo cuestión de suerte o genética, también es el resultado de toda una vida de pequeños grandes hábitos. Quienes alcanzan estas edades con vitalidad son todo un ejemplo de que cuidar el cuerpo con una dieta sana, moverse con regularidad y mantener la mente abierta sirve para sumar años de calidad. Puede que la juventud eterna no exista, pero una energía duradera puede trabajarse.
La italiana María Carla Rivano, Mariuccia para sus amigos, es uno de estos casos casi centenarios que disfrutan de una salud de hierro. El próximo 20 de noviembre cumplirá 99 años, pero eso no es obstáculo para que este verano haya vuelto a practicar su deporte favorito, el windsurf, en sus vacaciones en Cerdeña.
Surfear la ola, disfrutar del viento
Según informa 'Corriere della Sera', Mariuccia está considerada la windsurfista más longeva de Italia y seguramente del mundo. Pero entre sus aficiones también figuran el esquí, el golf y el tenis. Su espíritu es tan curioso que incluso aprendió a tocar el piano a los 90, porque siempre está dispuesta a desafiarse y a probar nuevas experiencias.
Hace ya 30 años que descubrió el windsurf y que las olas ideales para practicarlo están en la isla de Cerdeña. Así que cada temporada viaja a Porto Pollo y acumula experiencia en surfear las olas y disfrutar del viento, incluso aunque cada vez le cuesta más dominar la vela. Pero, ¿cómo es posible que a los 98 años pueda seguir practicando un deporte tan físico? Su secreto, según cuenta, está en su particular forma de empezar el día dentro de su rutina de vida saludable.
Su concentrado de energía
Mariuccia tiene como costumbre no comer nada hasta las 11 de la mañana, cuando se toma la primera bebida del día, que ella llama su "concentrado de energía". Se basa en mezclar un suplemento de magnesio y potasio "para los huesos y la presión arterial" con medio litro de agua a temperatura ambiente. "Bebo despacio. No toda: dejo un poco en la botella", pero lo hace todos los días.
Este combinado lo complementa con un desayuno que le prepara su marido Mauro, 30 años menor que ella, y que incluye "un zumo de kiwi o de naranja cada mañana y una infusión de hinojo para que mi estómago y mi digestión sean estupendos", explica al Corriere.
En cuanto al resto de su alimentación, sigue una dieta mediterránea que suele consumir en ensaladas, y por la noche verduras cocidas como zanahoria, patata o calabacín que recoge de su propio huerto. Carne come menos, pero en algunas ocasiones especiales se permite degustar un bistec. María señala que "las cosas ya no saben como antes. Ni siquiera las patatas fritas saben a patatas fritas. ¿Y sabes por qué? Porque están congeladas".
Pero en su día a día también es clave el deporte, que ha estado presente en su vida desde muy temprana edad. Comenzó a nadar en tiempos de Mussolini y nunca ha parado. "Siempre he intentado sacar tiempo para mí: baloncesto, tenis, caminar y trotar. Una forma de sentirme bien conmigo misma y, en consecuencia, con los demás. El poder de la actividad física".
