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Reinventarse a los 50 tras un accidente grave de moto: “Cambiar no consiste en irte al Tíbet y hacerte monje”

Pablo Tovar, psicólogo y autor de 'Reinventar el camino'
Pablo Tovar, autor de 'Reinventar el camino'. Pablo Tovar
  • Pablo Tovar, psicólogo, sufrió un accidente de moto que le dejó en silla de ruedas y le obligó a reinventar su camino. Ahora él ayuda a la gente a hacerlo

  • Está convencido de que mucha gente vive la vida de otros sin darse cuenta y les invita a parar, planteárselo y modificar el rumbo con pequeños cambios

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Pablo Tovar es un psicólogo de éxito. Podría trabajar mucho más de lo que lo hace, pero prefiere no hacerlo y darse un margen para valorar lo que tiene, para vivir y disfrutar de cada día. Todo eso lo aprendió postrado en la cama de un hospital, durante los meses posteriores al accidente de moto que le dejó en una silla de ruedas para el resto de su vida. Al principio confiaba en una cura, pero ahora no es algo que le obsesione. “Si la ciencia encuentra algo que funcione, me enteraré”, dice bromeando. 

La vida de Pablo cambió en un segundo y eso le obligó a reinventarse. No le quedaba otra si quería salir adelante. Por eso ahora anima a la gente que sí tiene la posibilidad de escoger a ‘Reinventar el camino’ (Plataforma Editorial). Así se titula el libro que acaba de publicar y esa es la filosofía que trata de transmitir, huyendo del azar y buscando la suerte.

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“En lo que conceptualizamos como suerte, tenemos algo que decir. En el azar no. Detrás de la suerte también hay mucho curro. El azar existe, pero nuestra interpretación decide si somos víctimas o protagonistas de lo que nos ocurre”, nos explica para dar luz a uno de sus vídeos más virales. Porque Pablo, además de psicólogo, es conferenciante y speaker motivacional.

Pablo Tovar posa con el trofeo de campeón de España de esquí adaptado
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Imagina un cartel en el que un chico sonríe desde una silla de ruedas bajo el lema “un hombre con suerte”. Tu primera reacción quizá sea de extrañeza: “¿suerte por estar en silla?” Pablo nos invita a mirar más allá de la imagen fija: “Buscar mi propia suerte más allá de lo que haya pasado, más allá de la silla que tengo debajo, es lo que me ha ayudado a lidiar con todo esto”. Ahí radica la clave: la suerte no es un regalo divino, sino esa fuerza que brota cuando decidimos pelear por lo que importa.

Pablo, después de aquel fatídico día en el que invadió el carril contrario de una carretera estrecha de doble sentido, decidió vivir su vida tal y como venía. No fue fácil asumirlo, pero ahora, años más tarde, no tiene dudas de que la reinvención de su camino ha sido correcta: “Tengo la sensación de que hay demasiada gente que está viviendo una vida que no es suya… Nos llenamos de objetivos y cosas que hacer que vienen más por lo que nos dicen que debemos hacer, que por lo que realmente queremos hacer”.

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Hay demasiada gente que está viviendo una vida que no es suya

Pablo Tovar

En una sociedad en la que el reloj parece recorrer más de un segundo cada segundo, parece que sólo cuando ves las orejas al lobo, como a él le sucedió, te atreves a parar y entiendes el valor de lo sencillo: “Yo también entro a veces en esa vorágine, no me libro, pero prefiero trabajar menos y vivir más. Si el Pablo de hoy se encontrara con el Pablo de antes podría ayudarle, pero lo veo más en cuestiones prácticas que otra cosa porque no sé si me habría hecho mucho caso a mí mismo”.

Pablo Tovar, en su silla durante una ruta en la montaña

En un ejercicio de 'vida ficción', planteamos a Pablo la posibilidad de no haber tenido aquel accidente y verse hoy en día sin una silla de ruedas pegada a él. Le cuesta imaginarlo, pero cree que sería muy diferente al Pablo real. “No lo puedo saber, pero el pasar por una situación traumática te hace reinterpretar y reconsiderar cosas. Si no lo vives, no te das ese espacio. Igual iría para adelante sin parar y sería uno más liado con mil cosas”, reconoce. 

El proceso de aceptación: paso a paso, no de un salto

Aceptar una nueva realidad, y no necesariamente estamos hablando de algo tan traumático como lo que le sucedió a Pablo, no se consigue con un clic instantáneo; es un sendero de pequeñas conquistas y retrocesos. “Fue un proceso, no un momento concreto. Al principio me decía: ‘bueno, la ciencia está muy avanzada, algo saldrá’… Me encerré, no salía mucho, no quería que me vieran con la silla”, recuerda con cierto aire de resignación. 

Pero llega un punto en que entiendes que “aunque la ciencia avance, si tú no afrontas tu situación, no hay cura que valga. Debes ser responsable de tu vida. No se trata de que sea mejor o peor, sino diferente y lo más acorde al Pablo de antes, pero en una silla”. Esa responsabilidad es el antídoto contra la pasividad. Tomar el volante de la propia vida, aunque el rumbo haya cambiado, es lo que al final marca la diferencia.

De joven, Pablo soñaba con la psicología deportiva, pero pronto descubrió que en muchas ocasiones, los problemas de un atleta eran personales antes que deportivos. “Ahí vi lo bonito de la psicología clínica. Y claro, cuando alguien entra en consulta y me ve en silla, piensa ‘¿cómo me voy a quejar si él está peor?’”.

Cuando alguien entra en consulta y me ve en silla, piensa ‘¿cómo me voy a quejar si él está peor?

Pablo Tovar

Pero invalidar el dolor comparándolo con otro es el mayor error: “Evitarlo diciendo ‘otros están peor’ es negarlo. El objetivo no es que no te permitas estar mal porque otro está peor, sino que digas ‘si él ha podido, yo también puedo’. Reconocer la propia vulnerabilidad no es signo de debilidad, sino de valentía”, apunta.

Pequeños grandes cambios

‘Reinventar el camino’, así pues, es una meta que puede sonar a revolución total, pero su propio autor apunta algo distinto: “A veces reinventarse es hacer pequeñas cosas. Cambios de gustos, formas de vivir, trabajo, físico… Cambiar no consiste necesariamente en irte al Tíbet y hacerte monje”, reflexiona Pablo. 

“Nuestras emociones son señales. Si una emoción salta mucho, hay algo que atender, reinterpretar, cambiar o redirigir. No se trata de vivir permanentemente inmersos en las emociones, sino de prestar atención cuando algo se repite: esa voz interior que advierte de que algo no encaja y cambiarlo”, añade. Por eso, reinventarse no tiene por qué ser un giro de 180 grados. Puede consistir en incorporar una rutina nada más levantarse.

El asco: una brújula emocional

¿El asco como aliado? Suena chocante, pero Pablo lo explica con claridad: “El asco es una herramienta para no intoxicarnos… hoy lo usamos para describir a personas que no nos caen bien, pero a veces es rechazo, enfado, incompatibilidad. Muchas veces el asco que sentimos hacia otros refleja algo que rechazamos en nosotros mismos. Reconocerlo puede abrirnos un camino de autoaceptación y, paradójicamente, de comprensión hacia quienes nos producen aversión”.

Uno de los ejes que sirvieron para que Pablo Tovar pudiera tomar las riendas de su vida y no soltarlas tras un trauma como el del accidente fue el deporte. Cambió las motos por el esquí, una de sus pasiones. Tampoco fue sencillo, pero de aquel Pablo que no paraba de irse al suelo las primeras bajadas en Sierra Nevada surgió un campeón de España de esquí adaptado. El deporte dejó de ser mero divertimento para convertirse en terapia. 

Pablo Tovar, durante una conferencia

“Después del accidente, el deporte fue clave. Antes era una forma de divertirme, después se convirtió en una herramienta terapéutica. El esquí me ayudó mucho. En Sierra Nevada me encontré con personas que habían pasado lo mismo, afronté retos, descubrí que podía hacer cosas que pensaba que no. Un año me fui a vivir allí. Empecé a entrenar y vi que en la pista de competición estaba solo y podía conectar conmigo mismo. He ganado campeonatos de España, he competido a nivel europeo. Todo empezó por disfrutar. Al principio me veía incapaz. Yo que venía de hacer snowboard razonablemente bien, me caía en cada giro y no lo aceptaba. Pero a base de insistir y entrenar, lo conseguí”.

Antes, el deporte era una forma de divertirme, después se convirtió en una herramienta terapéutica

Pablo Tovar

Con el surf ocurrió algo similar, pero la sensación no fue tan plena por una cuestión de independencia: “Para hacer surf dependo mucho de otros: meterme en el agua, salir, el neopreno… No es como el esquí, donde soy más autónomo. En Sierra Nevada lo puedo hacer todo sólo, desde el apartamento a lo alto de la estación, donde tengo mi equipo listo. Por eso conecté más con el esquí”, comenta. 

El deporte, escrito está, ha sido clave en ese reinventar el camino de Tovar. Lógicamente, en su consulta, insiste en la importancia de moverse a cuantos pasan por ella: “Todas las personas que trabajan conmigo deben hacer actividad física… Es un ansiolítico natural que muchas veces no usamos”, razona.

Pero, ¿está todo el mundo preparado para cambiar y tomar las riendas de su vida o hay gente que ya ha perdido ese tren? “Trabajo con muchas personas de más de 50 para los que la resistencia al cambio suele venir del miedo. Lo de ‘virgencita, que me quede como estoy’. Pero la realidad es que vas a tener 50 años igual, cambies o no. La cuestión es cómo quieres vivir el resto de los años que tienes por delante”.

La resistencia al cambio suele venir del miedo. Lo de ‘virgencita, que me quede como estoy’

Pablo Tovar

Aceptar la incertidumbre implica, cierto es, renunciar a la falsa promesa de control absoluto. Introducir pequeños cambios con la paciencia por bandera puede transformar el día a día. No se trata de traspasar fronteras imposibles, sino de ampliar nuestros horizontes personales.

Antes de terminar, proponemos a Pablo Tovar mirar hacia atrás. ¿Se ha perdonado por lo que sucedió aquel día? “Cuando asumes la responsabilidad, sin culpa, desde la aceptación, cambia todo… Cometí un error, sí. Pero igual si no lo hubiera cometido, no estaría aquí. Suerte buena, suerte mala… quién sabe. Si me dicen que me quedan dos años de vida, no cambiaría gran cosa. Eso me dice que estoy viviendo algo alineado conmigo. Me costó asumir que fui yo quien se salió, pero también soy yo quien tiene que salir de esto. La vida es una y me ha tocado esta y voy a intentar que sea lo más satisfactoria posible”.