Infidelidad

“Me gusta alguien del grupo de amigos de las vacaciones y tengo pareja: ¿qué debo hacer?”

"El deseo no es en sí mismo monogámico". Fotograma de 'Vicky Cristina Barcelona'
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“Nunca es tarde si la dicha es buena”, más aún si tienes cerca de ti, en tu grupo de amigos, a “esa persona” que te despierta sentimientos especiales. Al estar de vacaciones puede ser incluso más apetecible lanzarse al vacío con quien te gusta, pero las cosas se complican cuando estás comprometido. Tener las instrucciones sobre qué hacer puede ser un alivio, así que una experta en relaciones nos lo pone más fácil.

Los vínculos en pareja y con los amigos son importantes y cruzar ciertos límites puede poner todo en riesgo. En cuanto a los amigos, un estudio de la Universidad de Harvard estableció tres tipos de amistades que considera esenciales para que la vida sea mejor. Identifican: amigos de apoyo, amigos de diversión y amigos íntimos.

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Del lado del deseo sexual, otro estudio del Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas (DZNE), junto con expertos de la Universidad de Qingdao (China), tras analizar el comportamiento de ratones macho sometidos a ayunos de un día, comprobó un aumento en los contactos sexuales, algo diferente a los que se les permitía comer sin límites. Algo que podría tenerse en cuenta para tratar la pérdida de deseo sexual de las personas.

Los acuerdos y los límites en la pareja y con las amistades siempre son esenciales, también desde el inicio de la relación. Es difícil luchar contra los sentimientos, pero cuando está implicada una tercera persona habrá que medir los impactos en cada área.

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¿Qué elijo en mi vida?

Diego (52 años) tuvo que afrontar esta situación el pasado año. Su grupo de amigos de vacaciones se reunía dos semanas casi todos los veranos en diferentes destinos. Ese año Diego se reencontró con una mujer que era parte de la pandilla.

“Ella llevaba dos años sin asistir a las quedadas de verano y solo teníamos contacto telefónico. El día que la vi aparecer tras tanto tiempo sin vernos sentí algo distinto”, cuenta.

Asegura que le invadieron muchos sentimientos porque él tenía pareja. “La veía renovada, diferente, rejuvenecida, me atraía mucho. Según me contó después, estaba pasando un muy buen momento e irradiaba alegría. Significó para mí aire fresco y volver a tener ilusión”, expresa.

En cierta ocasión que fueron todos a cenar, la mujer y él decidieron seguir la noche a solas. “Nos liamos y fue estupendo. Repetimos esa misma semana. Sin que nuestros amigos lo supieran estábamos iniciando algo especial”, señala.

Los dos no querían contar con la opinión de sus amigos que, además, conocían a la pareja de Diego. Consideraban que contarlo podría perjudicar la relación entre todos, generar juicios, opiniones o enfados, y como no sabían qué pasaría entre ellos, lo mantenían en secreto.

“Solo tres de nosotros vivíamos relativamente cerca, al resto nos veíamos de forma esporádica, así que lo que hicimos se quedó para nosotros. De hecho, no nos planteábamos nada”, suma.

Tras las vacaciones, Diego le pidió un tiempo a su pareja y continuó viéndose unos meses con la otra mujer. “Lo disfrutamos, pero preferimos seguir como amigos y si en otro momento pasaba algo más profundo entre nosotros lo contaríamos y tomaríamos decisiones”, subraya.

La posibilidad de romper lazos fuertes

Bianca Rossello, psicóloga y sexóloga clínica, confirma que puede pasar que teniendo pareja uno se sienta atraído por otra persona. “El deseo es parte de la vida de cada uno de nosotros y es algo que no se puede controlar a voluntad. No elegimos quién nos genera atracción y deseo sexual, todos deseamos y el deseo no es en sí mismo monogámico”, destaca.

Recuerda que la monogamia es una construcción social y cultural que muchas parejas deciden sostener para vincularse. “Lo podríamos ver como un contrato vincular que tiene sus normas y acuerdos (explícitos e implícitos)”, identifica.

En el caso de que no se valore tener una conversación con la pareja, la terapeuta sexual refiere que habría que valorar puntos como si puede quedarse en una fantasía o ponerlo en una balanza y ver si pesa más el deseo o el vínculo de amistad y de pareja actual.

Respondiendo a esas preguntas, la terapeuta sexual indica, que uno puede tener más claro qué hacer sin actuar de forma impulsiva, midiendo los efectos de los propios actos.

Para Rosello, desear o querer algo con otra persona no representa que algo va mal en la pareja, ni que falte algo; tampoco representa directamente que uno necesita separarse. “Ambas cosas pueden darse al mismo tiempo, pero no son inmediatamente equivalentes”, resalta.

El verano, como puntualiza, puede ser una etapa donde al haber menos preocupaciones y más tiempo libre conlleve más ganas de probar cosas nuevas o de volver a hacer aquello que un día generaba placer.