La lengua, prueba definitiva para saber si tienes estrés

La lengua, prueba definitiva para saber si tienes estrés
La lengua, una señal de estrés que pocos conocen. GETTY IMAGES
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En la vida moderna hay momentos en los que sentimos que todo va demasiado rápido y apenas podemos seguir el ritmo. Entre responsabilidades laborales, la familia y la constante conexión digital apenas tenemos un respiro. El problema es que solemos ignorar las señales que nos envían nuestro cuerpo y nuestra mente y, cuando por fin nos damos cuenta, estamos demasiado agotados. Esto se llama estrés, y reconocerlo no es siempre fácil.

Decálogo de consejos para combatir el estrés
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En realidad, el estrés es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones que percibimos como amenazantes. En pequeñas dosis puede ser útil para ayudarnos a reaccionar rápidamente, pero cuando se vuelve crónico afecta a nuestras vidas más de lo que pensamos. Por eso es importante detectar esas señales que nos dicen que necesitamos una pausa antes de que sea demasiado tarde.

En ese sentido, la pedagoga, coach y experta en gestión positiva del estrés, Esperanza Sebastián, muestra una manera muy sencilla de descubrir este sentimiento de tensión física y emocional. Y tiene que ver con la lengua. Cuando nos estresamos, el cuerpo activa el sistema nervioso simpático, que prepara al organismo para la "lucha o huida". Este estado aumenta la tensión en músculos como los de la mandíbula y la lengua.

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El estudio "Stress and bruxism: a literature review" (2005) de Daniele Manfredini establecía una correlación significativa entre niveles altos de estrés y la aparición de hábitos como el bruxismo o tensión mandibular, incluyendo movimientos involuntarios o la presión de la lengua contra los dientes incisivos superiores como una forma inconsciente de liberar tensión.

Significados emocionales del empuje lingual

“El cuerpo utiliza su propio lenguaje para expresar lo que la mente no logra manifestar con palabras", explica Sebastián. Así, esa presión de la lengua contra los dientes puede revelar un trasfondo emocional relacionado con la contención de emociones, la ansiedad y la necesidad de control. Comprender su origen puede ayudar a gestionar mejor ese estrés. La experta identifica tres posibles significados emocionales detrás del empuje lingual:

  • Contención emocional. La lengua es una herramienta de expresión más. Cuando se afrontan emociones que no se saben expresar adecuadamente, se puede exteriorizar apretando la lengua contra los dientes como si se estuvieran reteniendo esas emociones.
  • Ansiedad reprimida. Este gesto también puede responder a una forma de autorregulación no verbal, de liberar tensiones que el cuerpo utiliza ante situaciones de estrés o emociones intensas, similar a morderse las uñas o apretar los puños.
  • Inseguridad y autocontrol. En personas perfeccionistas, esta presión de la lengua puede simbolizar un esfuerzo por mantener el control ante situaciones que se perciben como amenazantes.

Cómo aliviar la tensión física

El abuso de este hábito, aunque parezca inofensivo, a la larga puede traernos consecuencias, como marcas o hendiduras en los bordes de la lengua, desgaste dental si hay presión constante o molestias en la mandíbula. Por no hablar de que mantener este gesto es señal de tensión constante, lo que perpetúa el círculo del estrés. En ese sentido, Sebastián comparte algunas estrategias "sencillas, efectivas y fáciles de llevar a cabo en nuestra rutina diaria" para aliviar la tensión física y alcanzar una sensación de relajación y bienestar.

  1. Relajar la mandíbula. Abre y cierra la boca lentamente, sin forzar el movimiento, permitiendo que los músculos se estiren de forma natural. Desliza la mandíbula de un lado a otro, con movimientos suaves y controlados. Haz pequeños círculos, primero en un sentido y luego en otro, manteniendo la respiración fluida.
  2. Relajar la lengua. Saca la lengua lentamente todo lo que puedas sin forzar, mantenla unos segundos y vuelve a meterla suavemente. Muévela de un lado a otro con un ritmo lento y relajado. Haz círculos con la punta de la lengua, primero en un sentido y luego en otro.
  3. Masaje facial en tres pasos: Usa los dedos índice y medio para hacer movimientos circulares pequeños en las articulaciones de la mandíbula, justo frente a las orejas. Después coloca los pulgares dentro de la boca (limpios) y presiona suavemente hacia afuera, masajeando los músculos internos de las mejillas. Finalmente, masajea las sienes con movimientos circulares, aplicando una presión moderada.