El accesorio que popularizó la actriz ha quedado grabado en la memoria colectiva como sinónimo de elegancia relajada y naturalidad
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Hay prendas y complementos que son producto de su época y pierden todo su sentido fuera de su contexto original. No resisten el paso del tiempo. Y hay otros que parecen haber firmado un pacto secreto con la inmortalidad y hoy siguen resonando con fuerza. La icónica cesta de mimbre que Jane Birkin llevaba a todas partes pertenece a este segundo grupo. El capazo playero que popularizó la actriz y cantante británica ha pasado de accesorio improvisado, como sacado de un mercadillo del Saint-Tropez de los años 70, a colarse en los armarios de influencers y a convertirse en la tendencia del verano entre la Generación Z.

Mucho antes de que Birkin lo adoptara como declaración de estilo, la cesta de mimbre tenía una utilidad real. Se empleaba para transportar alimentos en el campo y los mercados, e incluso para recoger la basura. Sus formas evolucionaron desde el Antiguo Egipto a Grecia, pasando por la Edad Media, hasta llegar a su apariencia característica en el siglo XVII.
Pero no se convirtió en algo más hasta que la británica, harta de no encontrar un bolso que le resultara cómodo y amplio, la adoptó como por casualidad. Y lo hizo rompiendo los estrictos códigos del lujo de la época, apropiándose de un modesto accesorio reservado hasta entonces al ámbito vacacional. La despreocupada imagen de Birkin con su capazo de asa corta y coronado por una pequeña tapa se repetía en todas partes -en la playa, en un estreno o yendo de compras- y quedó grabada en la memoria colectiva como sinónimo de elegancia relajada y naturalidad.

De la cesta de mimbre al bolso Birkin
Ya en los años 80 Birkin intentó colocar esa misma cesta en el compartimento para equipajes de un avión y no pudo evitar que todas sus pertenencias acabaran desparramadas por el pasillo. Casualmente Jean-Louis Damas, presidente de Hermés, estaba sentado al lado de la actriz y fue testigo de la escena. Entonces comenzó a diseñar junto a ella un bolso más formal, pero con el mismo espacio, que pudiese sustituir a su imprescindible cesta. Así nacía uno de los accesorios más codiciados de la historia de la moda, el 'Birkin', aunque esa es otra historia. La realidad es que ni siquiera el bolso más lujoso pudo sustituir al capazo en el corazón de la artista.
Oda a la autenticidad
Mucho ha cambiado en 50 años, y la cantante de 'Je t'aime, moi non plus' ya no está entre nosotros, pero la cesta sigue aquí. En una época en la que el lujo ya no se define solo por lo exclusivo, sino por lo auténtico, pocas cosas son más auténticas que un bolso de fibras naturales, sin logos ni artificios, capaz de acompañar lo mismo a un vestido de gala que a unos vaqueros gastados.
Las marcas son conscientes de esto y han lanzado sus propios modelos teñidos en diferentes colores, aunque es el crudo original el que más conecta con la esencia bohemia de los 70, y el que más adhesiones logra entre las jóvenes de TikTok. El auge de la moda sostenible también le beneficia: es biodegradable, artesanal, encaja perfectamente en la tendencia del lujo silencioso y se puede adaptar a prácticamente cualquier momento del día. Más que un accesorio la cesta de Birkin es un estado mental que representa un estilo libre, sencillo y sin prisas, con un punto vintage que nunca pasa de moda.

