El psicoanalista de 97 años que montó un grupo de mayores de 90 solo para charlar y combatir la soledad

Un vídeo casero, que su nieta subió a TikTok fue el punto de partida de esta historia
Por qué nos cuesta tanto hacer nuevas amistades a partir de los 50
A los 97 años, Alberto Chab podría limitarse a disfrutar de su tiempo con calma y de disfrutar de su familia. Sin embargo, este médico y psicoanalista argentino decidió poner en marcha una de las iniciativas más sorprendentes y humanas de los últimos tiempos: reunir a personas de más de 90 años para charlar, hacerse amigos y combatir la soledad, fundando así una comunidad llamada Noventa y Contando.
Lo hizo con un vídeo casero, que su nieta subió a TikTok, en el que era directo y sin artificios: «Hola, mi nombre es Alberto, soy un médico de 97 años y estoy intentando formar un grupo de siete u ocho personas de más de 90 años para intercambiar la experiencia de por qué y cómo hemos llegado a una edad tan avanzada».
La respuesta superó cualquier expectativa: «Los que tenían interés eran miles», relató después. El vídeo se viralizó y cuenta actualmente con más de 1.7 millones de reproducciones, su nieta le ayudó a gestionar los correos y de esta forma nació Noventa y Contando, un grupo de conversación que hoy también se ha convertido en un podcast.
Cada quince días, una docena de nonagenarios se reúne en el barrio de Belgrano, en Buenos Aires. La escena es sencilla: sillas dispuestas en círculo, dos horas de charla y, después, la grabación de un episodio. Pero lo que parece cotidiano es, en realidad, revolucionario: «A nuestra edad, lo peor que te puede pasar es la soledad… Este grupo combate esa soledad», explicó Chab en una entrevista con El País.
El lema del proyecto lo resume todo: «La generación que lo vivió todo ahora te lo cuenta». De cada encuentro surgen reflexiones sobre la vida, la memoria, los vínculos y el paso del tiempo. Lejos de encerrarse en el pasado, los participantes han convertido el espacio en una forma de reivindicación: todavía tienen voz, todavía tienen historias que compartir, todavía saben, y además quieren, hacer amigos.
Así, esa viralidad digital inicial eclosionó, transformándose en una comunidad presencial. Y lo que empezó como un intento de llenar un vacío personal se convirtió en un ejemplo de envejecimiento activo que ha dado la vuelta al mundo.
La soledad no deseada: una amenaza invisible
El acierto de Chab no es solo intuitivo: está avalado por la ciencia. La soledad no deseada se ha convertido en uno de los grandes desafíos de salud pública en las sociedades envejecidas. En España, el Instituto Nacional de Estadística estima que uno de cada cuatro mayores de 65 años vive solo. Y la Organización Mundial de la Salud ha advertido en 2025 que una de cada seis personas en el mundo se ve afectada por la soledad y que se estima que la soledad está ligada a 100 muertes cada hora, lo que supone más de 871.000 muertes anuales.
La vejez, que debería ser tiempo de calma y memoria, puede convertirse en un páramo de aislamiento si no se construyen redes de apoyo. La propuesta de Chab y su grupo es un recordatorio de que esas redes pueden crearse en cualquier momento, incluso a los 90 años.
Por otra parte, esta intuición de Chab coincide con el Estudio de Desarrollo Adulto de Harvard, una investigación que lleva más de 80 años siguiendo a centenares de personas para entender qué nos hace felices y longevos. Su director, Robert Waldinger, lo resume sin ambages: «La satisfacción en las relaciones fue el mejor predictor de una vida feliz y saludable».
El estudio llegó a una conclusión llamativa: la soledad no es solo un problema emocional, sino también biológico. Waldinger lo explica con una metáfora potente: «La soledad es tan peligrosa para la salud como fumar medio paquete de cigarrillos al día o ser obeso» .
Y hay otro hallazgo que conecta directamente con Noventa y Contando: nunca es tarde. «Lo que vemos en nuestra investigación es que todo el mundo necesita al menos una relación sólida, alguien en quien pueda confiar en momentos de necesidad. Podemos decir que nunca es demasiado tarde», afirma Waldinger.

Una lección también para los más jóvenes
Así, lo que comenzó como un círculo de conversación entre nonagenarios sirve, en realidad, como un espejo para todas las edades. En tiempos de hiperconectividad digital, donde el contacto parece inmediato pero a menudo superficial, un grupo de mayores de 90 recuerda que lo esencial sigue siendo sentarse a hablar, escuchar y compartir.
La propuesta de Alberto Chab derriba prejuicios sobre la vejez como etapa pasiva. Estos encuentros no son un ejercicio de nostalgia, sino un acto de resistencia: resistir la soledad, resistir el olvido, resistir la idea de que la amistad tiene fecha de caducidad.
La enseñanza es clara: la longevidad no depende solo de la medicina o de la genética, sino de los vínculos que cultivamos. Y la evidencia científica lo respalda: las buenas relaciones no solo hacen la vida más feliz, también la hacen más larga y más saludable.
Un vídeo espontáneo, un círculo de sillas y la convicción de que la amistad cura: así nació Noventa y Contando. La ciencia de Harvard pone las cifras, la OMS los datos de riesgo, y Alberto Chab y sus amigos ponen el ejemplo vivo. A los 90 años, no buscan secretos de juventud eterna: buscan conversación, compañía y risas compartidas. Y quizá ese sea, justamente, el verdadero secreto.

