Crisis de Pareja

¿Y si la pista para saber si tu nueva pareja (tras un divorcio) es la definitiva estuviese en el olor?

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Dos personas mayores abrazadas. Getty Images
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Cuando uno se separa después de los 45 o 50, la cabeza se llena de checklists: valores, proyectos, economía, hijos, salud… pero casi nunca apuntamos algo tan básico como: “¿me gusta cómo huele esta persona?” Y, sin embargo, la ciencia lleva años diciéndonos que ese detalle, tan animal y tan poco racional, no es una tontería.

Y es que son diversos estudios los que confirman que el aroma influye en nuestra atracción hacia otras personas. No es solo cuestión del perfume que elegimos llevar, sino que hablamos del olor de piel, de sábanas, de camiseta al final del día. Ese rastro químico que, cuando las cosas van bien, apetece abrazar… y cuando van mal, casi molesta.

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Lo que dice la ciencia

El famoso “experimento de las camisetas sudadas”, realizado en 1994 por el biólogo suizo Claus Wedekind, pidió a 49 mujeres que olieran camisetas usadas por 44 hombres durante dos días. Este estudio mostró que las mujeres elegían a los varones con mayores diferencias en los genes del llamado complejo principal de histocompatibilidad (MHC). Y una revisión de 34 estudios científicos concluyó que es probable que el MHC esté involucrado en decisiones de elección de pareja para muchas poblaciones y que las poblaciones humanas muestran evidencias de una selección de pareja mediada por los genes MHC.

Es decir: nuestro cerebro, a través de la nariz, parece buscar combinaciones inmunitarias que favorezcan una descendencia más fuerte. No lo pensamos; simplemente nos gusta más el olor de ciertas personas.

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Un paso más allá, un estudio sobre relaciones románticas y olfato, publicado en Physiology & Behavior, afirma que “la percepción del olor corporal modera la elección de pareja, proporciona una fuente de consuelo en las relaciones existentes y puede señalar la ruptura de una relación a través de procesos de disgusto”. En la misma línea, los autores señalan que tener un buen sentido del olfato puede favorecer la longevidad de una relación.

Otro trabajo de investigación apunta que “El desagrado por el olor corporal de una pareja puede indicar una reducción en la compatibilidad y facilitar la determinación de la relación”. Es decir, que cuando el olor del otro empieza a resultarnos desagradable, puede que la relación ya esté diciendo algo por debajo de las palabras.

Y no es solo teoría. En un estudio de las universidades de Dresde y Gotemburgo se llegó a la conclusión de que las personas con un olfato poco desarrollado “tienen un 80% menos de relaciones que la media”, y recoge la idea de que “el verdadero éxito de las relaciones amorosas duraderas reside en el sentido del olfato”.

Al mismo tiempo, el biólogo Enrique Lanuza afirma que “no existe efecto feromonal, sino un simple aprendizaje olfativo. Asociamos el olor corporal de nuestras parejas con la relación sexual”. Es decir, el olor no sólo ayuda a elegir: también se vuelve una especie de firma emocional con los años.

Olor corporal, desodorante

Segunda vida amorosa a los 50

Todo esto ocurre, además, en un país donde la vida en pareja se reescribe cada vez más tarde. Según el Instituto Nacional de Estadística, la edad media al matrimonio se sitúa ya en 39,9 años para los hombres y en 37,2 años para las mujeres.

Y también en un país donde las rupturas llegan, sobre todo, en plena madurez. La Estadística de Nulidades, Separaciones y Divorcios 2023 del INE recoge que en ese periodo el mayor número de divorcios tuvo lugar en la franja de edad entre 40 y 49 años, tanto en hombres como en mujeres. De este mismo modo, la edad media de las mujeres en los procedimientos de divorcio fue de 46,2 años y en los hombres fue de 48,7 años, y el 32,0% de los divorcios se produjeron después de 20 años de matrimonio o más.

Es decir, no es raro que a partir de los 50 se esté rehaciendo la vida sentimental, tras más de dos décadas o más de proyecto compartido y con un divorcio en edad avanzada. No es raro que, en una potencial segunda vuelta, uno busque señales menos obvias para saber si esta nueva persona merece la apuesta a largo plazo.

Cómo usar (bien) la nariz cuando vuelves a empezar

Con todo lo anterior, no se trata de convertir cada cita en un examen de laboratorio, pero sí de tomar en serio lo que ya sabemos que el cuerpo sabe. Si la ciencia indica que el olor puede “proporcionar consuelo en relaciones existentes” y “señalar la ruptura” a través del asco, quizá convenga escuchar qué nos pasa cuando nos acercamos al cuello o a la almohada de esa nueva pareja.

Además, el aroma influye en nuestra atracción hacia otras personas, y cada vez más estudios demuestran la importancia del olor corporal en la atracción, el deseo y el placer sexual. Esto, combinado con lo que sabemos del MHC , nos permite llegar a una conclusión que no es tan descabellada: si una persona te gusta mucho sobre el papel, pero su olor no te encaja, hay algo en la ecuación que quizá tu cabeza todavía no ha formulado.

¿Significa eso que si no te enamoras de su olor estás condenado al fracaso? No. Significa, más bien, que en una edad en la que ya tenemos experiencia, psicólogo y abogado de confianza, podemos permitirnos añadir a la lista una pregunta muy simple y muy sabia: “¿Quiero seguir oliendo a esta persona dentro de diez años?”

Lo demás —los hijos, la hipoteca, la logística de las familias ensambladas— siempre será complicado. Pero la química olfativa, esa mezcla de memoria, biología y deseo que la ciencia está empezando a desentrañar, puede ser una aliada inesperada para quienes, después de un divorcio, buscan no sólo compañía… sino, esta vez sí, algo definitivo.