“Me encanta ser mi propia jefa", explica Casilda Cavero, creadora de moda 'slow fashion' y especialista en reciclar tejidos antiguos
La diseñadora presenta este 18 de diciembre su primera colección en Madrid, llamada AtelierCas
MadridCada año se fabrican entre 80.000 y 150.000 prendas de vestir al año. Muchas de ellas nacen ya con fecha de caducidad en su ADN. Por eso (y por más razones) resultan tan revolucionarios proyectos como los de Casilda Cavero (Madrid, 1971), diseñadora que presenta este mes de diciembre su primera colección en Madrid, hecha con telas recicladas y llamada AtelierCas.
Las prendas que hace Casilda son únicas en el sentido más estricto de la palabra: solo hay una de cada una de ellas. Y el origen no son tejidos ni materiales nuevos, sino prendas de segunda mano que ella reforma, tejidos ‘vintage’ o ‘deadstock’ (es decir, que están sin estrenar pero que nunca se vendieron). “Hago camisas preciosas con manteles o cortinas antiguas, con cuadrantes de una cama, tengo ‘saris' antiguos de la India que transformo en túnicas o en pantalones… He confeccionado desde pañuelos a abrigos, pasando por camisetas de punto con materiales cosidos encima”, explica.
Estrenar marca propia pasados los 50 es algo que apetecía a Casilda: "Me encanta ser mi propia jefa y la verdad es que dudo que pudiera hacer con nadie esto que estoy haciendo”. A sus espaldas hay más de 30 años de experiencia, trabajando codo con codo junto a modistos como Jesús del Pozo o para marcas como Hoss Entropía. “Siempre en el ‘backstage’... hasta ahora", apunta.

Contra la moda rápida, rollo 'slow'
El trabajo de Casilda tiene algo (o mucho) de rebelión contra la ‘fast fashion’ que domina el mercado. “La filosofía actual es la de fabricar muchísimo, muy barato, vender un montón y sacar nuevas prendas constantemente. Hay encuestas en las que se pregunta a la gente por la ropa que compra y te hablan de que ha pagado por ella 6 euros o 10 y que le da igual ponérsela o no. Sin embargo, mi marido tiene un jersey de cachemir de su abuelo que se sigue poniendo. La ropa buena dura toda la vida”.
Pese a todo, la dimensión actual de la industria de la moda ofrece también oportunidades curiosas para diseñadoras como ella. “Ahora se fabrica muchísimo tejido y te puedes encontrar, por ejemplo, rollos de 50 metros de materiales de muchísima calidad. También han surgido empresas que subastan tejidos antiguos como sedas salvajes y que así puedes tener la suerte de conseguirlos para trabajar con ellos”.
El oficio de diseñar
Para esta diseñadora, la actual etapa de su trayectoria le ha permitido “pasar de un trabajo a un oficio. Estoy usando las manos más que nunca: bordo, pinto… Disfruto muchísimo y se me pasan las horas muy rápido. Es casi como una especie de meditación para mi”.
Cita como referencia e influencia a la Bauhaus, escuela de arquitectura, diseño y arte fundada en 1919 en Alemania. “Fue la primera vez que los artesanos se consideraron también artistas. Para mí ese cambio de paradigma y de mentalidad tiene muchísima importancia”.

Su modo de entender la moda también teje un hilo, invisible en este caso, con el pasado, porque las prendas o los tejidos que llegan a sus manos lo hacen con una historia, con un legado. “Sucede algo precioso. Como rehago las prendas, vas encontrándote con las puntadas anteriores. Es increíble porque te transportas a las manos que lo han tocado anteriormente e incluso conectas de alguna manera con las personas que han vestido esa pieza”, explica.
Esa manera de trabajar incluso le hace preguntarse, en ocasiones, por el origen de alguna prenda como si de una especie de misterio se tratara. “Ahora mismo estoy con un ‘blazer’ masculino que puede acabar siendo una chaqueta para mujer y le estoy poniendo unas aplicaciones de encaje que no sé si pueden provenir de alguna iglesia porque tienen unos picos muy curiosos, que no son habituales”.
El ‘showroom’ de Casilda, que estará abierto al público los días 19 y 20 de diciembre en el número 47 de la calle Sánchez Pacheco de Madrid -en un espacio que comparte con otras artesanas del diseño como ella- es también, de alguna manera, un repaso a su trayectoria laboral y personal.
“Cuando tenía apenas 23 años me fui a la India e hice colecciones con tejidos que me traía de allí. Algo de toda esa etapa hay también en la colección que presento ahora. Tengo también un kimono comprado en Japón… Muchas piezas que he ido recolectando en distintas partes del mundo. Al final, viajar inspira mucho a una diseñadora”. Un viaje vital que desemboca ahora en una colección personal y a contracorriente.


