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La vitamina del sol en invierno: cómo conseguir suficiente vitamina D para tus huesos y tu estado de ánimo

Así puedes conseguir vitamina D. Unsplash
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MadridLos soleados días de primavera y verano no solo nos ayudan a sentirnos de mejor humor y nos invita a salir a la calle a disfrutar de ellos, tomando algo con amigos, paseando por la naturaleza o sencillamente disfrutando de como el sol se refleja en nuestra piel (siempre que el calor sea moderado y no excesivo, haciendo que la sensación sea menos placentera). 

Esto también ayuda a que durante esos meses nuestras necesidades de vitamina D estén cubiertas, algo que no siempre podemos conseguir durante los meses de otoño e invierno, cuando las noches son más largas, las horas de luz menos y los momentos en los que podemos estar unos minutos al sol escasean. 

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No poder pasar demasiado tiempo al sol no tiene por qué implicar una carencia de vitamina D, esto es algo que nos podrán decir los profesionales médicos. Por suerte, en caso de necesitar una ayuda extra, hay algunas cosas que podemos hacer para que eso no suceda y podamos tener siempre la cantidad de vitamina D que necesitamos, también en invierno. 

Cómo conseguir suficiente vitamina D para tus huesos y tu estado de ánimo en invierno

La vitamina D es una sustancia que nuestro cuerpo necesita, lo hace porque ayuda a proteger los huesos, favoreciendo la absorción del calcio, porque su deficiencia puede provocar afecciones como osteoporosis, pero también cumple otras funciones. Por ejemplo, la vitamina D es necesaria para que los músculos se muevan, para que los nervios envíen mensajes entre el cerebro y el cuerpo o para que el sistema inmunitario sea capaz de combatir virus y bacterias

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La manera más sencilla y más natural de conseguir vitamina D es a través de la exposición al sol, una exposición que siempre debemos hacer con precaución, evitando las horas punta y con la protección solar adecuada, también en invierno. Las otras dos formas de obtenerla es a través de suplementos y gracias a la dieta. 

Es evidente que en invierno podemos seguir tomando el sol en esos días en los que esté despejado, es suficiente con exponernos a sus rayos unos 15 o 30 minutos (dejando el máximo de piel expuesta posible), pero si pensamos que no será suficiente, lo mejor es apostar por alguna de las otras dos opciones, tomando suplementos vitamínicos o incorporando determinados alimentos en nuestra alimentación. 

No son demasiadas las opciones para sumar vitamina D, pero hay algunas, como el hígado o los pescados grasos, como el salmón, la caballa, las sardinas, el atún o los arenques, también se puede obtener a través de los huevos, especialmente la yema, y tomando champiñones o setas que hayan estado expuestos a la luz solar. Además, hay ciertos alimentos fortificados, que tienen la vitamina D añadida, como la leche, los cereales, el yogur o las bebidas vegetales. 

Igualmente, conviene tener en cuenta otros factores, como intentar mantener una microbiota saludable, hacer ejercicio de manera regular y descansar todas las horas que nuestro cuerpo necesita. De este modo, no solo estaremos obteniendo las cantidades de vitamina D que nuestro cuerpo necesita, también las estaremos aprovechando de la forma más adecuada.