Porque a intimidad no es solo sexo o romanticismo; es conocimiento mutuo, apoyo
Las cuatro reglas para salvar un matrimonio de Arthur Brooks, experto en felicidad
No hace falta esperar a una crisis para hablar de “lo importante”. A veces, lo más transformador es sentarse un domingo por la tarde, sin que haya rastro de móviles encima de la mesa, y abrir una conversación que no gire en torno a lo inmediato, sino que sirva de mapa y faro para la buena salud de la pareja. La psicología de pareja lleva años insistiendo en lo mismo: la intimidad no es solo sexo o romanticismo; es conocimiento mutuo, apoyo en lo difícil y una forma acordada de discutir sin destruirse.
Por eso es necesario hacerse ciertas preguntas clave, y un buen punto de partida son estas cinco preguntas que os presentamos, que están tomadas de listas y ejercicios publicados por el Gottman Institute, referente internacional en investigación y terapia de pareja, y de materiales de psicología positiva de UC Berkeley.
“Enumera tus tres necesidades más importantes, ¿y cómo puedo cubrirlas?”
Esta pregunta aparece tal cual en un artículo del Gottman Institute sobre “preguntas que las parejas felices se hacen constantemente”. Es incómoda por una razón buena, ya que obliga a concretar. No “quiero que me quieras”, sino qué gestos, qué actitudes y qué condiciones te hacen sentir querido. Y obliga a la otra persona a salir de la telepatía-ficción: si no lo dices, es muy fácil que el otro “lo intente” y aun así falle.
“¿Cómo quieres que una pareja te apoye en tus peores momentos?”
El Gottman Institute la incluye en una lista de preguntas para profundizar en la intimidad emocional. Se trata de un asunto tan importante que decide media relación cuando las cosas no van tan bien. Y es que, hay quien necesita hablar en caliente, hay quien necesita silencio; hay quien quiere soluciones, hay quien quiere presencia. Cuando esto no se pacta, el apoyo se convierte en malentendido. Cuando se pacta, el apoyo se vuelve un idioma compartido.
“¿Qué te ayudaría a sentirte más comprendido/a en la relación?”
Es una pregunta muy interesante para parejas con cierto rodaje, porque desactiva el drama y va al grano. Además, no te pide un juicio, como cuando se pregunta aquello tan clásico como el “¿me quieres?”, sino que te pide un ajuste planteando algo tan sencillo como “¿qué te falta?”. Y además, permite una segunda vuelta preciosa: “¿y de eso qué puedo empezar a hacer mañana?”.

“¿Qué te está estresando ahora mismo?”
Esta pregunta forma parte del ejercicio de “Love Maps” que el Gottman Institute propone para conocer el mundo interno de tu pareja.
Es también una de las preguntas más sencillas de responder pero, a la vez, también una de las más infravaloradas. Porque la mayoría de las broncas de pareja no nacen del tema que hace explotar la discusión en sí, sino del estrés acumulado que nadie había reparado que existía. Preguntar este tipo de cosas es prevenir esas situaciones.
“¿Qué sueño importante tienes todavía por cumplir?”
Esta pregunta cambia la textura del año. Te saca del “tirar” y te mete en “construir” explorando qué le ilusiona al otro, qué ha dejado aparcado, qué quiere intentar aunque le dé miedo. Y, sin darse cuenta, muchas parejas descubren aquí que se han pasado meses siendo equipo de supervivencia, pero no equipo de deseo.
Cómo hacerlas sin que suenen a interrogatorio
Un consejo de UC Berkeley (Greater Good in Action) sobre las “36 preguntas para aumentar la cercanía” recuerda que la cercanía se construye con autorrevelación recíproca: contar cosas personales por turnos, con seguridad y sin juicio. Si tú preguntas, tú también respondes. Si tú pides vulnerabilidad, tú también la das.
Y un último detalle: estas preguntas no buscan un “momento intenso” para Instagram. Buscan algo más útil: que 2026 no os pase por encima en piloto automático. Con cinco preguntas bien hechas, muchas parejas descubren que el año mejora no porque desaparezcan los problemas, sino porque por fin saben cómo mirarlos juntos.


