Educación

Varias familias en huelga de hambre para evitar el cierre de su colegio en Vizcaya: "¿A dónde vamos a ir?"

Inés ha 'dormido' frente a la sede del Gobierno Vasco esta pasada noche
Inés ha 'dormido' frente a la sede del Gobierno Vasco. Redacción Euskadi
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BilbaoLa vizcaína Inés G. aún está entumecida tras dormir toda la noche al raso en la Gran Vía bilbaína. Físicamente, confiesa que está “cansada” porque "no he pegado ojo, por el ruido, la luz y la gente que se me ha acercado durante la noche", pero pese a todo, esta madre muestra una voluntad inquebrantable de “luchar porque mis dos hijas puedan volver en septiembre al colegio Osotu Lanbarri”.

Ella forma parte de una de las 22 familias que pernoctan frente a la sede del Gobierno Vasco, en Bilbao y que cumplen una semana en huelga de hambre para protestar por el cierre al que aboca el Gobierno Vasco a este centro de Güeñes, con 200 alumnos.

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Aitor García, presidente del AMPA, denuncia el incumplimiento del acuerdo alcanzado en 2023 con el Gobierno Vasco y “propuesto por ellos”. El pasado mes de junio, al finalizar el curso, el colegio “no tiene dinero” y “debe las nóminas de julio y agosto a sus trabajadores”. La falta de respuesta del Ejecutivo de Pradales les lleva a no saber “si podremos abrir las puertas en septiembre”.

"Dejó de comer"

Antes de llegar el pasado curso a Osotu Lanbarri, la hija pequeña de Inés, de seis años, había estado junto a su hermana de nueve en un centro escolar concertado. La pequeña, sin un diagnóstico concreto, “va a un ritmo más lento que otros niños de su edad” y en el colegio al que iba no supieron acompañarla y eso “le causó mucho malestar”. Llegaron las pesadillas, la negativa constante a ir al cole y hasta dejó de comer. La preocupación de estos padres les llevó a buscar “otras miradas” y optaron por otra metodología “más respetuosa en lo emocional” porque “veíamos que de seguir así, iba a acabar mal”.

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En esa búsqueda apareció Osotu Lanbarri, un centro en la localidad de Güeñes en el que conviven niños con necesidades educativas especiales como dislexia, TDH o autismo, con niños normativos o alumnos con altas capacidades. “Por fin hemos encontrado el sitio”, pensó Inés, tras comprobar como su pequeña volvía a estar motivada, recuperaba la alegría y quería ir al colegio todos los días. Sin embargo, la amenaza de cierre se cierne sobre el centro: "¿A dónde vamos a ir?", se pregunta angustiada Inés que, por ahora, no le ha contado a su hija lo que ocurre “porque queremos evitarle miedos y angustias”.

Tú no vales

El presidente del Ampa de Osotu Lanbarri advierte que “no vamos a dejar morir el proyecto” que, según explica, ofrece una alternativa educativa para “niños que han escuchado muchas veces un ‘tú no vales’”, de hecho, la mayoría de sus alumnos “han pasado por otros centros donde la educación que se impartía allí no les ha funcionado”. El 60 por ciento del alumnado procede de otros municipios de Bizkaia e incluso, de Gipuzkoa: “Algunas familias recorren a diario, más de 50 kilómetros para que sus hijos vengan aquí, por algo será”.

Aitor García insiste en que el colegio ha cumplido con las exigencias del Gobierno Vasco para optar a ser un centro concertado. Por un lado, las matriculaciones únicamente se realizan en el periodo fijado y no durante todo el curso como en la pública; por otro, se han regularizado los órganos de gobierno interno del centro; la rebaja en las cuotas, así como la presentación de las cuentas.

Por su parte, denuncian que el Gobierno Vasco no ha cumplido “ni en tiempo, ni en forma” con las subvenciones prometidas. Así, el acuerdo contemplaba que en el curso 2023-2024, Osotu Lanbarri recibiría el 80 por ciento de los que les correspondería por ser un centro concertado, al curso siguiente, el 90 por ciento y el tercer curso, se determinaría la concesión del concierto. Sin embargo, el primer año, “el pago llego tarde, en febrero y nos concedieron 300.000 euros menos de lo pactado”, el segundo curso “terminó sin recibir nada” y “en el último consejo de Gobierno aprueban darnos 400.000 euros menos de lo acordado.

La protesta extrema a la que se han visto abocados no ha producido ninguna reacción en el Ejecutivo autonómico, que les ha emplazado a una reunión el próximo 2 de septiembre, a una semana del inicio del curso escolar en Euskadi, pero “ni siquiera nos confirman que si conseguimos llegar hasta allí, nos van a dar una solución de estabilidad”, lamentan.