La secuoya gigante de Vitoria que se ha convertido en símbolo a pesar de llevar 11 años muerta
Mide 42 metros de altura, su tronco tiene ocho metros de perímetro y fue plantada en 1860
Vitoria, una jungla tras meses sin jardineros
Vitoria-GasteizEs el árbol más grande de Vitoria, o tal vez, para ser rigurosos, deberíamos emplear el pasado como tiempo verbal: era el árbol más grande de Vitoria. Hace más de una década un informe desveló que la imponente secuoya que se eleva 42 metros de altura en el centro de la ciudad está muerta.
Otros árboles, en su mismo estado, hubieran sucumbido a la tala o el derribo, pero este no es el caso de esta longeva conífera, convertida en símbolo. Las causas que explicarían por qué los tilos vascos se desploman.
A pesar de sus enormes dimensiones: similar a un edificio de siete pisos de altura y ocho metros de perímetro, son necesarias cinco personas adultas para poder rodear el tronco, lo cierto, es que la altura de las viviendas que la rodean hacen que esta impactante conífera, que durante mucho tiempo fue uno de los árboles más altos del Estado, pase desapercibida a la vista.
Hongos y el cambio climático, sus enemigos
Allí lleva 165 años, 154 de ellos viva y los últimos 11, conservada como un símbolo. Fue un tal Juan Ibarrondo quien en 1860 la plantó allí, tras haberla adquirido dos años antes en la exposición universal de Bruselas. El Ayuntamiento se encarga de la apertura y cierre de la valla que controla el acceso al patio en el que yace la secuoya, normalmente abierto a partir de las 10 de la mañana y clausurado a las 20 horas en invierno y dos horas más tarde, los meses de verano.
A pesar de su envergadura, ha sido un pequeño hongo de entre 5 y 20 centímetros de largo, llamado 'Armillaria mellea' el que ha provocado que se pudran sus raíces, impidiendo que la secuoya absorba agua y nutrientes del suelo y ocasionando la muerte de este majestuoso ejemplar, declarado "árbol singular", y que yace en un patio interior, rodeado de edificios y junto a un colegio.
El año pasado, justo una década después de la muerte oficial de la secuoya gigante, otro ejemplar de la capital alavesa, ubicado en los Jardines de la Catedral, empezó a mostrar síntomas similares. En la ciudad hay 341 secuoyas, algunas de ellas evidencian en sus ramas y hojas los efectos del cambio climático. Sí, porque son las cada vez más elevadas temperaturas, sumadas a la escasez de lluvia y el suelo arcilloso, las que debilitan a estos y otros árboles como tilos, abedules o chopos, entre otros.