Golpe policial a los clonadores búlgaros de tarjetas
Un ejército de peones tardaba dos minutos en tunear cajeros de toda España. La policía ha logrado imágenes de sus andanzas en 200 aunque son 1200 los cajeros atacados. El botín es exiguo, 300.000 euros, porque se han impedido muchos robos. A medida que la policía los detectaba, la organización cambiaba a sus soldados ya quemados y mandaba nuevos. Iban recorriendo la geografía española con sus dispositivos fabricados en Bulgaria. A cada cajero le ponían el modelo de bocacha necesaria y en la ranura de la tarjeta introducían el clonador que nos captura la banda magnética. Para robarnos el número secreto usaban microcámaras colocadas en altavoces del cajero o embellecedores imposibles de detectar por los clientes. Ni siquiera haciendo el gesto de tapar el número PIN conseguíamos que al cámara no lo detectara. Todos los dispositivos eran introducidos en nuestro país en dobles fondos de vehículos. Todas las noches copiaban números y bandas y enviaban a otros países de todo el mundo los datos. Otro ejército de extractores hacía disposiciones de cajeros con las tarjetas falsas y entregaba el dinero a los blanqueadores. Una estructura criminal que todavía no ha podido ser desmantelada al completo. Uno de los cabecillas fue detenido en 2011 en la mayor operación internacional contra la clonación de tarjetas. Habían conseguido un botín de 70 millones de euros. Han detenido a 30 personas, 20 en nuestro país y otros 10 en Bulgaria. Aunque Europol está trabajando con la policía española para dar el zarpazo a los verdaderos capos de esta superorganización de bulgaros.