Bélgica empieza a enviar a casa a bebés prematuros de 34 semanas

  • El plan no trata de ahorrar porque en realidad a la Sanidad pública le saldrá más caro al tener que contratar a personal extra porque se pretende que una enfermera visite durante horas a diario a los niños que ya están en casa

Los padres primerizos tienen algunas veces hasta miedo de coger a un recién nacido. Imaginen si ese bebé no llegó a las 40 semanas sino que nació uno, dos, tres y hasta cuatro meses antes. Los cuidados y la vigilancia del personal médico son constantes. ¿Es la mejor decisión? La pediatría belga considera que en realidad algunos de esos niños podrían estar en casa. 

Los niños nacidos en Bélgica antes de la semana 40 quedan normalmente en los servicios de neonatología de los hospitales hasta que se considera que están preparados para ir a casa, ya cuando llegan a esa semana 40 o muy cerca. Los pediatras consideran que en realidad los niños, si se cumplen ciertas condiciones, estarían mejor desde la semana 34 en casa y no en un hospital, por lo que el CHU Saint-Pierre, el mayor hospital público de Bruselas, empezó de forma generalizada un proyecto que ya había adelantado el UZ Brussel y al que se irán sumando los demás hospitales de la ciudad.

El plan no trata de ahorrar porque en realidad a la Sanidad pública le saldrá más caro al tener que contratar a personal extra porque se pretende que una enfermera visite durante horas a diario a los niños que ya están en casa.

El proyecto lanzado por el CHU Saint Pierre impone condiciones: la vivienda donde va el recién nacido debe estar relativamente cerca de un hospital, tener las comodidades básicas y los padres deben mantener una forma de comunicación inmediata con los servicios médicos. Las enfermeras van cada día a la vivienda y los bebés deben tener ya constantes vitales estables (no necesitar por ejemplo incubadoras o respiración asistida), aunque pueden ir a casa si todavía tienen una sonda para ser alimentados.

La pediatría belga considera que es mejor opción para los bebés pero también para el conjunto de la familia, sobre todo cuando hay más hermanos en el hogar, porque un bebé en neonatología conlleva un trastorno en el entorno familiar que termina por afectar a la familia al completo. La idea también se basa en que un bebé en casa pasará más tiempo junto a sus padres que en el hospital (normalmente en los servicios de Neonatología de Bruselas sólo puede dormir el padre o la madre, no los dos).

El plan es voluntario y los padres tienen la última palabra, por lo que siempre pueden rechazarlo y sus bebés seguirán hospitalizados hasta la semana 40. Los niños siguen estando bajo responsabilidad de los servicios médicos, que no se desentienden aunque los hayan enviado a casa. Los padres deben llevar al bebé dos veces por semana al hospital y antes de llevárselo a casa deben haber seguido un curso de formación en cuidados cotidianos y para aprender a usar la sonda con la que alimentarán al bebé en caso de necesitarlo. 

Otro hospital de Bruselas, el universitario UZ Brussel, empezó a hacerlo hace dos décadas en números muy limitados. De los más de 1.000 niños que nacen cada año en sus instalaciones apenas se ofrece la posibilidad de irse a casa antes de la semana 40 a entre 20 y 30 niños cada año. El proyecto no es obligatorio tampoco para los hospitales. Si UZ Brussel o CHU Saint Pierre siguen adelante con él, no todos lo implantarán por ahora. En parte porque les generaría unas necesidades de personal mayores que no pueden cubrir, según cuenta una fuente del servicio de neonatología del CHU Brugmann. Esta persona explica que en cuanto puedan lo pondrán en marcha, al principio sólo para casos muy específicos antes de extenderlo.