Una niña turca suplica ser rescatada bajo los escombros mientras protege la cabeza de su hermano

  • Una niña de Turquía suplicaba ser rescatada bajo los escombros del terremoto mientras protegía la cabeza de su hermano

  • Además, según las imágenes captadas, la pequeña llegó a sonreír al ver por primera vez a los rescatistas

  • Terremotos en Turquía y Siria, en directo

La noche ha caido este martes en Turquía, un país absolutamente devastado por los terremotos de este lunes. Los equipos de rescate trabajan sin descanso, entre focos y luces improvisadas, para encontrar supervivientes. En pequeños huecos, bajo toneladas de escombros, todavía encuentran a personas con vida como dos hermanos que acaban de ser rescatados.

La niña mayor trataba de consolar al niño mientras eran liberados de un edificio en ruinas. La imagen del rescate emociona. La pequeña, según algunos informes, habría estado más de 24 horas bajo los escombros. Además, según las imágenes captadas, llegó a sonreír al ver por primera vez a los rescatistas, mientras protegía la cabeza de su hermano menor con el brazo. La menor suplicaba ayuda.

Todavía hay miles de personas atrapadas bajo los escombros de sus propios domicilios

Los fallecidos por los terremotos ascienden a más de 7.200. El tiempo corre en contra de las autoridades. Conforme pasan las horas, resulta más difícil encontrar supervivientes. Según los últimos informes, ya se habrían rescatado cerca de 8.000 personas en Turquía. Sin embargo, todavía hay miles de personas atrapadas bajo los escombros de sus propios domicilios. La ayuda internacional es clave para ayudar a todos los posibles.

En Siria, misma situación. Casa por casa, los cascos blancos de ciudades como Alepo buscan vida. Los equipos de rescate han encontrado familias enteras gravemente heridas. Con las propias manos han retirado los cascotes, pero no han logrado sacarlos a todos. El aplastamiento, la hipotermia y la deshidratación comienzan a ser demasiado para sus frágiles cuerpos. Y no todos lo consiguen.

Los rescatadores trabajan sin descanso y lidian con escenas de una crudeza difícil de asimilar

Aún así, nada paraliza a los rescatadores, que en cada rescate lidian con escenas de una crudeza difícil de asimilar. Se sobreponen y con ternura tranquilizan a los niños con palabras de aliento. Consiguen despertarlos de su letargo y guiarlos a la salida como si todo formase parte de un extraño juego. Exhaustos, tras horas de llanto y oscuridad, los pequeños aún sacan fuerzas para reprochar a su manera que no los hayan rescatado antes.

En algunos casos, la recuperación es asombrosa. Hace 24 horas, la pequeña Samir se encontraba atrapada por el hierro forjado de su edificio en ruinas. Ahora se la puede ver ya en su cuna, saboreando fruta y descansando. Cada vida ganada al terremoto se celebra como una gran victoria colectiva, con aplausos y bendiciones. Un pequeño paréntesis de alegría para poder sobrellevar tanto horror.