Una pareja, acusados del asesinato de su bebé  de un año durante el confinamiento en Reino Unido

La crueldad humana a veces no tiene fin. Un hombre y una mujer han sido acusados de asesinato en Reino Unido por la muerte de su bebé de un año durante el confinamiento por coronavirus. Un hecho similar conmocionó a la población China. Un padre fue condenado a 12 años de cárcel después de matar a su hijo con una catana tras una discusión por las malas notas.

Los hechos de este nuevo caso se remontan al 28 de noviembre de 2020, cuando los servicios de emergencia de Reino Unido acudieron a una vivienda en Hernhill (Inglaterra), después de que la pareja alertase al equipo de emergencias sobre la salud de su hijo, confirmó la policía de la localidad británica a través de un comunicado. Al llegar al domicilio familiar, el equipo de sanitarios, trasladó al pequeño de un año al hospital para recibir un tratamiento urgente debido a su delicado estado de salud. Pero desgraciadamente, no pudieron hacer nada para salvarle la vida, confirmándose la muerte del bebé.

Debido al estado en el que fue encontrado el pequeño, la policía de Kent inició una investigación en la que se acusaba a Jack Beenham, de 34 años, y Sian Hedges, de 26, del asesinato de su primogénito. Desde el momento del suceso, ambos fueron puestos en libertad bajo fianza policial mientras se llevaba a cabo la investigación por parte de la unidad de delitos graves. Ahora, ambos han sido puestos en prisión preventiva para comparecer ante el Tribunal de la Corona de Maisdtone mañana.

Una madre, culpable de descuartizar a su hijo y quemarle en el horno antes de fingir su secuestro

En Estados Unidos, una mujer también fue acusada de asesinato a su bebé de 23 meses. Nakira Griner, la madre de 28 años del pequeño, fue declarada culpable de asesinato después de golpear a su hijo hasta quitarle la vida. Posteriormente, cogió el cuerpo ya sin vida del pequeño y lo desmembró y quemó en un horno.

Tras este macabro suceso, recogió los restos humanos y los escondió en el bolso de su madre -la abuela del bebé- y en bolsas de basura en el patio trasero de su vivienda de Bridgeton, ciudad de Nueva Jersey (Estados Unidos). Para tapar su maldad y encubrir su atroz crimen, denunció que el pequeño había sido secuestrado.