La Cosa Nostra no recibía un golpe igual desde hace más de 40 años: así operaban 183 miembros detenidos de la mafia siciliana
Un total de 183 personas vinculadas a la Cosa Nostra fueron arrestadas este martes en Palermo, la capital de Sicilia (Italia)
Los capos se comunicaban con teléfonos encriptados, se financiaban con apuestas ilegales y compraban armas por la Dark web
Los detenidos intentaban reconstruir la cúpula de Cosa Nostra
Hacía más de cuatro décadas que la Cosa Nostra no sufría un golpe como el que ha recibido recientemente, por el número tan elevado de detenidos en una sola redada. Un total de 183 personas fueron arrestadas este martes en Palermo, la capital de Sicilia (Italia), en una importante operación de las fuerzas de seguridad que desarticuló un nuevo intento de reconstruir la cúpula de la organización mafiosa. Muchos de ellos ordenaban asesinatos desde la cárcel mientras hablaban con nostalgia de los tiempos en los que los capos eran, para ellos, 'hombres de honor'.
1.200 agentes se prepararon para la gran redada, nada podía fallar. Con un silencio y un sigilo estremecedores comenzaron el macro asalto a la Cosa Nostra: se desplegaron por cada calle, y cada rincón de Palermo simultáneamente. Casa por casa. Hasta bien entrado el día supervisaron posibles huidas desde el aire (en los tejados había agentes francotiradores).
Tras ello, regresaron con 183 detenidos que paseaban ante el mural los jueces Falcone y Borsellino, asesinados por la Cosa Nostra en los años 90. Desde entonces, con el mismo silencio, la mafia siciliana se ha reorganizado y modernizado. Pero ya no es lo que era.
Videollamadas, apuestas ilegales por internet y compras en la Dark web
Los capos hacen sus cumbres mafiosas por videollamada, se financian con apuestas ilegales por internet y compran sus armas por la Dark web. Aunque hay cosas que no cambian, como los encuentros con el Padrino y el 'beso de la muerte'. 33 de las órdenes de arresto de este martes eran para mafiosos que ya estaban en la cárcel.
"No hay diferencia con que estén o no en la cárcel. Esa gente se comunica fuera y dentro. Y eso nos causa un serio problema". Es más, uno de los detenidos ordenó castigar a alguien desde su célda con un móvil diminuto y encriptado, como recogen fuentes como 'Corriere della Sera'. Y luego asistió a la paliza por videollamada. Había vuelto a salir a la calle.
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