Tiananmen, contada 36 años después por una superviviente: "Fue el despertar de toda una generación"

Lai Wen se vio involucrada en las protestas que condujeron a la matanza del 4 de junio de 1989 y ha volcado sus recuerdos en 'La estudiante de Tiananmén'
La novela rinde homenaje a una generación de estudiantes que lucharon por la libertad y la democracia
Se cumplen 36 años de la matanza de la Plaza de Tiananmén, el episodio más sangriento de la historia de China. La noche del 3 al 4 de junio de 1989 el ejército puso fin a seis semanas de manifestaciones de estudiantes y trabajadores que reclamaban reformas, medidas contra la corrupción y, en definitiva, democracia desde el mismo centro histórico y cultural de Pekín. La violenta represión se saldó con numerosas víctimas -no hay cifras oficiales, pero los cálculos van desde centenares a varios miles- y las imágenes de tanques y soldados dieron la vuelta al mundo. El Partido Comunista nunca admitió responsabilidades y aún hoy es es el mayor tabú dentro del país asiático, del que muy pocos se atreven a hablar.

Lai Wen es una de esas supervivientes testigo de la masacre que han alzado la voz para traer al presente verdades ocultas del pasado. Su nombre es un pseudónimo, porque aún pervive ese miedo a las represalias que lograron que la matanza cayera, eventualmente, en el olvido, pero su historia merecía ser contada. Nacida en Pekín en 1970, creció entre la clase trabajadora, obtuvo una beca para la Universidad de Pekín y se vio involucrada en las protestas de Tiananmén, durante las cuales murieron varios amigos suyos.
Poco después abandonó el país para realizar un programa de estudios en el extranjero y ya no regresó. Hoy vive en Canadá, con su esposa y sus dos hijas, pero no ha olvidado. Por eso ha escrito 'La estudiante de Tiananmén' (Maeva), una novela basada libremente en su juventud que sirve de homenaje a quienes lucharon por la libertad y la democracia, "personas mucho más valientes que yo". "No creo que nunca haya dejado de revivir esos acontecimientos, desde mucho antes de que pusiera la tinta sobre el papel (...) A veces, los recuerdos dolorosos simplemente aparecen en tu mente", admite en una entrevista promocional.

Seis semanas en Pekín
La escritora tiró de su memoria para enfrentarse a aquellos sucesos sangrientos y no buscó más testimonios de personas involucradas en ellos, pero sí se documentó. "A lo largo de los años he leído bastantes relatos e investigaciones sobre los acontecimientos de 1989, principalmente porque se ha revelado información nueva sobre el Estado y sus estrategias de opresión (que en su momento fueron negadas). He intentado integrar esto en mi propia historia; para mostrar con exactitud qué hacían los dirigentes a puerta cerrada mientras las protestas se desarrollaban", explica.
Lai Wen pone el acento en el aspecto generacional de aquella primavera de 1989 y la sacudida de realidad que significó para tanta gente. "La mayoría de estudiantes teníamos una actitud benévola, casi infantil, hacia el Partido y el Estado. Creíamos -quizás de manera inconsciente- que el Gobierno velaba por nuestros intereses (...) Las protestas marcaron el medio a través del cual toda una generación alcanzó la madurez en las circunstancias más angustiosas, y a su vez las más inspiradoras. Nos permitió decir la verdad sobre nuestro mundo... a nosotros mismos", relata la autora.
El despertar a la conciencia política
"Parte de lo que quise hacer en 'La estudiante de Tiananmén' fue reflejar el despertar espiritual y social del personaje principal como una historia personal, simultanea al despertar de toda una generación hacia la conciencia política", añade, al tiempo que defiende las protestas sociales y los movimientos contra las injusticias como actos no solo dignos sino inspiradores: "Se trata de personas que se reúnen, que forman nuevas amistades y relaciones, que crean nuevas formas de música, cultura, poesía, maneras de expresarse y de hacer arte, de bailar y debatir, y todo lo demás que uno pueda imaginar. Son los planos de un mundo nuevo."