Caleb Thomas Schwab falleció este domingo cuando disfrutaba junto a su familia de una jornada en el parque acuático de Kansas, según ha publicado la web de la CNN.
El niño de 10 años montaba en una de las principales atracciones del parque, el tobogán más alto del mundo, con una altura de más de 51 metros. Desde esa pendiente e impulsada por chorros de agua, la balsa caía a 50 kilómetros por hora en un trayecto que duraba 11 segundos.
Se ignora la dinámica del accidente, pero la atracción exige que en cada balsa viajen al menos tres personas para que el peso contrarreste la velocidad que alcanza. Además de que cada uno de estos debe medir al menor 1.37 metros, requisitos que se investigan si el niño fallecido reunía.
El parque ha sido cerrado y las autoridades han abierto una investigación para esclarecer las razones del accidente.
Cada año miles de niños sufren accidentes en los parques de atracciones, según un estudio del Hospital Infantil Columbus, de Ohio de 2013. El 28% de estos son lesiones de cuello y cabeza.
Las estadísticas de la Comisión de Seguridad de Productos al Consumidor son todavía más alarmantes: 45.000 casos de lesionados en parques de atracciones. De estos, 30.000 son personas menores de 18 años.