El alcalde de Tantará, Jaime Rolando Urbina, pareció creer que un ataúd era el lugar adecuado para ocultarse y evitar así ser detenido por la policía por estar incumpliendo las normas de cuarentena por la pandemia de coronavirus. En estado de ebriedad, se introdujo en el féretro para simular su muerte.
No obstante, su plan no tuvo mucho éxito. Finalmente fue detenido por la Policía Nacional de Perú, quedando anulado su intento de ahorrarse ese momento.
Antes de que los agentes aparecieran, el alcalde se encontraba acompañado de otras personas mientras bebía licor. Con la llegada de la policía, tanto él como todos los que allí se encontraban, decidieron meterse en varios ataúdes para tratar de hacerles creer que se trataban de cadáveres víctimas de la Covid-19.
Los agentes hicieron su trabajo y dieron con todos ellos. Inmediatamente fueron llevados a comisaría. Pero este no es el primer acto polémico del alcalde. La población del distrito que dirige ya le ha cuestionado en anteriores ocasiones.
Al parecer, Rolando Urbina no ha estado del todo presente durante la pandemia. Le achacan haber pasado sólo ocho días en Tantará desde que comenzó todo. En su defensa, aseguraba que no se trataba de tanto tiempo y de que tan solo lo hacía por la necesidad de algunas gestiones.