Darina, una ucraniana escondida en un búnker de Kiev, en su ciudad, nos cuenta con lágrimas en los ojos, con la voz entrecortada, que la situación actual de su ciudad, de su tierra es cada vez más complicada, “están bombardeando, están disparando a la gente civil, están disparando a los niños, están disparando a las ambulancias, a los hospitales, es horrible”.
Todo en una invasión que tiene su meta en la capital, y que se está haciendo en tres pasos. Primero el Ejército de Putin intentó por el norte, desde Chernóbil, pero el freno lo pusieron los ucranianos en la ciudad de Irpín, a escasos 13 kilómetros de la capital. De hecho, los dos términos municipales son colindantes. Las defensas derribaron un puente de una autopista que es la única forma de entrar, para evitar que una hilera de tanques y blindados rusos, de más de 60 kilómetros de largo, continuase hacia la ciudad.
Frenados por continuos bombardeos, imposible por el norte, por lo que pusieron rumbo hacia el oeste bordeando Kiev, hasta Vasilkiv. En esa aldea bombardearon un depósito de fuel en una base aérea, allí se han instalado, allí también están siendo contenidos.
El tercer frente es por el noreste, por Bielorrusia, por lo que como están a punto de rodear la capital. Una ciudad sitiada, que continúa defendiéndose, donde la destrucción se aprecia en los edificios, donde empiezan a escasear los productos de primera necesidad, donde los heridos se cuentan por miles, dónde estar cada vez es más difícil, “en estos momentos es que ya te despides de la vida y de todos, porque no sabes donde va a caer. Están bombardeando todas las ciudades. Nos hemos despertado bajo las explosiones. Necesitamos que paren esta guerra, necesitamos que dejen de matar a nuestra gente”, apunta Darina. Donde desde hace 17 días sus habitantes luchan por defender lo que es suyo.