Los trabajadores franceses mantienen el pulso contra el Gobierno de Emmanuel Macron. Este martes cientos de miles de personas volvieron a las multitudinarias manifestaciones convocadas en todo el país, una demostración de fuerza de los sindicatos, que exhiben su capacidad de movilización tras dos semanas de protestas contra la reforma de las pensiones.
El sector transportes paralizaba los trenes y autobuses, mientras en la calle había estudiantes, asociaciones de mujeres, chalecos amarillos, sanitarios, jueces y todo tipo de empleados del sector público protestaban contra la reforma de las pensiones que pretende el gobierno galo. El objetivo de Macron es elevar la edad de jubilación de los franceses, ahora en 62 años, entre otras reformas que no ha dejado muy claro.
Los sindicatos han unido fuerzas para no dar ni un paso atrás y están dispuestos, incluso, a mantener la huelga durante todas las fiestas navideñas. El gobierno se enroca y juegan con que miles de franceses atrapados, sin poder reunirse con sus familias, sería una batalla perdida en la guerra por la opinión pública.