La izquierda salva las municipales en Italia

  • Los soberanistas del bloque de centro-derecha pierden poder en todas las ciudades importantes

  • La populista Virginia Raggi, exalcaldesa se queda fuera de la segunda vuelta

Italia vivía este lunes una jornada intensa para la política. Las elecciones administrativas debían decidir representantes en más de mil ayuntamientos de las regiones y casi viente ciudades y capitales de provincia y lo que sucediese hablaría mucho del estado de la política nacional. Y así fue. La victoria de la izquierda se confirmó en Nápoles, Milán y Bologna, que se convierten ahora en fuertes para el Partido Democrático. El secretario general, Enrico Letta, declaraba a media tarde que “las grandes ciudades italianas han elegido Europa” frente a la tendencia derechista de los últimos tiempos. Pero el gran bastión, Roma, aún debe jugarse en la segunda vuelta que se celebrará el 17 y 18 de octubre.

Se cerraban los colegios a las 15 de la tarde, después de una jornada y media de voto en donde la afluencia ha caído 7 puntos con respecto a la anterior cita con las urnas. Dos horas después se perfilaba ya el éxito arrollador en Milán de Beppe Sala, centro izquierda, con un 57% de los votos, que conseguía la victoria en la primera vuelta y renovaba así su mandato, aún más reforzado. Lo mismo ocurrió en Bolonia, donde gobernará Matteo Lepore (62,14%) y en Nápoles donde estará Gaetano Manfredi en una coalición con el M5S (62,14%). En Turín el candidato de la izquierda, Stefano Lo Russo, ha llegado al buen dato del 43,47%, pero tendrá que ir a la segunda vuelta a mediados de octubre.

Roma irá a segunda vuelta

Roma tendrá que esperar. Se queda fuera la alcaldesa saliente, Virginia Raggi, la que un día fue la gran propuesta del Movimiento Cinco Estrellas y que acusaba haber vivido cinco años de acoso y derribo. “Ahora me encargaré de vigilar”, declaraba ayer tras un resultado pésimo que la colocaba como cuarta fuerza. Su debacle es también el de todo el partido, los que un día entraron arrasando en la política italiana, han quedado relegados a terceras y cuartas fuerzas en la mayoría de ciudades, reforzando así la idea de que, llegado el momento de unas generales, solo los salvaría ir con el Partido Democrático.

En la capital se enfrentarán así, en unos días, el candidato de centro derecha, Enrico Michetti, que supera el 30%, y el de centro izquierda, Roberto Gualtieri, que le pisa los talones con un 27%. Todo indica que Gualtieri tiene posibilidades de llegar al poder recogiendo los votos que dejaría Virginia Draghi, significaría eso que la izquierda se quedaría también con la joya de la corona y ratificaría su mejor resultado en años.

La derecha no gana

La clara victoria de esa tendencia progresista aleja a la coalición de derechas de la posición de privilegio en la que ellos mismos, Giorgia Meloni de Fratelli d’Italia y Matteo Salvini de Forza Italia, se ponían desde hace tiempo. Este batacazo acentúa las voces que apuntaban a unos candidatos débiles en todas las ciudades y alimentan las críticas fuera y dentro del trío que forman con Silvio Berlusconi. La conservadora Meloni expresaba ayer su intención de “enviar” a Mario Draghi a la presidencia de la república, que debe decidir a principios de 2022 quién sustituye a Sergio Mattarella, e ir directamente al voto. Pero es algo que solo le convendría a ella, que goza el despegue de su liderazgo, Salvini no quiere exponerse de esa forma, dejando entrever que no es nada de lo que un día lo llevó a ser Ministro de Interior.

Estas elecciones administrativas dan un respiro al presidente de consenso Mario Draghi, que podrá seguir adelante con su empeño por relanzar la economía y podrá restar poder a Matteo Salvini, que hasta ahora se dedicaba a hacer coalición desde dentro del ejecutivo, y que desde hoy tendrá que resignarse. La semana pasada Silvio Berlusconi cumplía 85 años y pedía “moderación” en la derecha, puede que su lectura, que ha salido reforzada por el voto, le permita volver, otra vez más, a ser un personaje político de relevancia para Italia.