Se suele dejar ver en todos los rincones de su país, pero lo que ha ocurrido este fin de semana es ya lo último. El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, no dudó en protagonizar el rescate de dos mujeres a quienes la corriente estaba arrastrado en una playa del sur de su país. El episodio no hace sino acrecentar su fama.
El presidente de la República se echó al agua en esta playa del Algarve para ayudar a unas chicas cuya canoa, arrastrada por la corriente, había además volcado. Con su colaboración y la del hombre de la moto acuatica, ellas pueden contarlo.
Aunque quien se encarga de hacerlo es el propio jefe de estado portugués: "Estaban tragando agua y no podía ni subirse a la canoa ni nadar, dada la fuerza de la corriente", cuenta Rebelo de Sousa, quien, a sus 71 años y sin apenas despeinarse, ha añadido este episodio a su extenso historial de encuentros con ciudadanos anónimos.
Los bañistas sí que daban crédito dada la cercanía de su presidente. A Rebelo de Sousa, que suele cenar con corresponsales extranjeros y quien ha llegado a dormir en viviendas de damnificados por un incendio, se le puede encontrar en cualquier sitio, desde en una playa al supermercado y hasta se tomó un café en las Ramblas el día del homenaje a las víctimas del atentado, como reivindicación de la normalidad.