Rusia continúa los ataques a la asediada ciudad de Mariúpol a la que da prácticamente por tomada, a pesar de las últimas resistencias. Las fuerzas de Vladimir Putin ya desvelan sus nuevos objetivos en la invasión. En esta segunda fase tratarían de establecer el control total sobre del Donbás, extendiéndose hacia el sur de Ucrania.
La idea de Moscú es establecer un control terrestre hasta la anexionada Crimea, redoblando los ataques a Odesa y accediendo a la región separatista de Transnistria, ya en Moldavia.
Por eso, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha vuelto a advertir de que, tras su territorio, los rusos quieren tomar otros países. Zelenski también ha pedido excluir a Moscú del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial para ahogarles financieramente.
Naciones Unidas estima en más de 2.500 los civiles fallecidos en Ucrania, incluidos unos 200 niños, pero las autoridades ucranianas creen que, cuando se descubran las fosas comunes, el número de compatriotas civiles que hayan perdido la vida en el conflicto se multiplicarán.
Calculan que sólo en la asediada Mariúpol puede haber enterradas más de 10.000 personas. Precisamente, en esta localidad, si los bombardeos de las tropas rusas lo permiten, Ucrania volverá a intentar abrir un corredor humanitario para poder evacuar a más de 100.000 personas.