Julio Aparicio, que anduvo voluntarioso con el que rompió plaza, que se movió poco en las telas, cortó las dos orejas del cuarto, un buen toro de El Ventorrillo al que toreó con exquisitez de capote y al que muleteó con sentimiento y belleza en una faena artística y profunda rematada con una estocada.
El Cid estropeó con la espada su labor ante el segundo, un toro manejable de El Ventorrillo al que toreó con calidad y ligazón por el pitón derecho, el mejor del astado y volvió a marrar con el acero frente al quinto, al que habia toreado con gusto y profundidad sobre todo por el pitón derecho. Tuvo que conformarse con una vuelta al ruedo.
Alejandro Talavante también toreó con gusto al tercero, esta vez sobre la mano izquierda, pero su labor fue emborronada por su mal uso de la espada. Ante el sexto, firmó una faena intermitente que tuvo buenos pasajes por la izquierda. Volvió sobre la mano derecha el diestro después de ser volteado sin consecuencias, pero la faena no terminó ya de levantar el vuelo.
Plaza de toros de Barcelona. Un tercio de plaza. Toros de El Ventorrillo, bien presentados. 2º , 3º y 4º aplaudidos en el arrastre. Julio Aparicio, ovación y dos orejas; El Cid, ovación y Alejandro Talavante¸ ovación y ovación.