Javier Ruiz, sobre los aranceles de EEUU a los coches extranjeros: "Es la ruina de la industria"
Como cada semana en MoneyTalks, Javier Ruiz baja a tierra una de las noticias económicas más destacadas
En esta ocasión explica la situación en la que queda el sector del automóvil con los aranceles que pretende imponer Donald Trump
Javier Ruiz, sobre el efecto de los aranceles de Trump en España: “Pagaremos los ciudadanos”
La decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de imponer aranceles del 25% a los coches procedentes de Canadá y México a fin de fortalecer la producción nacional ponen en jaque a la industria del automóvil en su conjunto. Como cada semana en 'MoneyTalks', Javier Ruiz nos explica la situación, las previsiones que hay si se mantienen los gravámenes y cómo impacta todo esto en el desarrollo previsto de los coches eléctricos.
Para no andarnos por las ramas, lo que está anunciando Trump es la ruina de la industria del automóvil. Los tres mayores fabricantes estadounidenses, General Motors, Ford y Stellantis, ya le han advertido que con esta decisión se van a la ruina este mismo año y el presidente ha accedido a retrasar al 2 de abril la imposición de los aranceles. Pero no deja de ser un suicidio económico de una ignorancia absoluta.
Las cadenas de montaje son extraordinariamente complejas y operan con piezas de varios países. Por ejemplo, el prototípico coche americano, el Chevrolet Silverado, del que se venden unas 673.000 unidades al año y cuesta entre 40.000 y 70.000 dólares, es una obra de ingeniería en la que participan cuatro o cinco mercados. El turbo y el airbag se fabrican en Alemania, el sistema de calefacción en China, los componentes del cuadro de mandos en Japón y el cuero de los asientos en India. Estabilizaciones, transmisión, remolque y suspensión se hace en EEUU.
Un suicidio también para el consumidor
Si vas poniéndole aranceles a todas esas piezas, un vehículo que costaba 70.000 dólares pasa a costar 82.000. Es un suicidio también para el consumidor americano, al que le sale ostensiblemente más caro que su coche sea completamente 'made in America'. Es paradójico que quien lleva el volante de la economía mundial no sepa cómo funciona un vehículo.
Para Europa, lo que viene a partir del 2 de abril lógicamente es otro desastre. La UE exporta medio millón de vehículos al año a EEUU, lo que significa 44.000 millones de euros. Si todo eso va a costar un 25% más, significará que Mercedes, BMW y las demás marcas europeas van a ser mucho más caras. Eso es lo que busca Trump: que se trasladen a EEUU o se vayan a la ruina. Y lo puede conseguir, porque Mercedes y BMW han perdido entre un 7 y un 10% en Bolsa solo esta semana.
Para España, una ruina más sutil
Para España es una ruina también, aunque más sutil, porque no exportamos directamente a EEUU, pero sí exportamos muchas piezas necesarias en la cadena de montaje del coche. Al final se encarece todo simplemente porque el dedo del César así lo dictamina. Trump esgrime que EEUU le está comprando a la UE muchos más bienes de los que le vende. Y eso es cierto. La UE exporta a EEUU por valor de 503 millones y solo importa 347. Pero el presidente estadounidense pasa por alto que, en cambio, EEUU sí exporta muchos más servicios. Al final es un equilibrio necesario en una economía en la que se están cruzando 5,3 billones en inversiones.
Otro efecto colateral de la pelea arancelaria es el retroceso del coche eléctrico. La UE acaba de rebajar los costes de descarbonizar y ha levantado las multas por contaminar durante los próximos tres años, lo que significa más combustión durante más tiempo. Es la gran victoria que Trump buscaba, pero el que pierde es medio ambiente. Al coche eléctrico lo llama 'woke', cuando salvar el planeta no es ni de derechas ni de izquierdas, sino una obligación humana.
Ideología cegando la economía
Paradójicamente, también está pagando las consecuencias la Tesla de Elon Musk. Aunque en realidad se está hundiendo más por la ideología que por economía. El mercado del coche eléctrico ha subido un 31% en el último año, pero Tesla ha caído un 25%. Y si nos ceñimos al último mes, un 71%. Desde que Musk empezó a levantar la mano, la cotización de Tesla se ha hundido. Lo que está ocurriendo es sencillo de explicar, la gente no quiere comprar el coche de un nazi. Y esa es la lección que nos queda: los consumidores tenemos mucho más poder del que creemos. Sin nuestro dinero, esto se acaba. En el vídeo puedes ver la charla completa de 'MoneyTalks'.
