El aeropuerto donde los aviones aterrizan en la playa

Para los pilotos es un reto aterrizar en la playa
Para los pilotos es un reto aterrizar en la playa. Freepik
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MadridEn el mundo podemos encontrar aeropuertos de todo tipo, desde gigantescos hasta pequeñas pistas en lugares remotos. Pero, hay uno que destaca por su peculiaridad y ubicación única: el aeropuerto de Barra.

Éste se encuentra situado en la isla del mismo nombre en las Hébridas Exteriores de Escocia. Este es el único aeropuerto comercial del mundo donde los aviones tienen que aterrizar directamente sobre la arena de la playa, algo que lo convierte en un destino turístico que atrae tanto a viajeros como a entusiastas de la aviación.

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Un aeropuerto único en el mundo

El aeropuerto de Barra se encuentra en una pequeña isla escocesa con una población que ronda los 1.000 habitantes. Lo que lo hace especial es que su pista de aterrizaje no es de asfalto ni de hormigón, sino de arena compacta. Los aviones que operan en este aeropuerto deben coordinar sus aterrizajes y despegues con las mareas, ya que la pista desaparece bajo el agua cuando la marea sube.

Fue inaugurado en 1936 y el aeropuerto sigue en funcionamiento hoy en día siendo gestionado por Highlands and Islands Airports Limited. En él operan vuelos regulares a Glasgow a través de la aerolínea Loganair, que utiliza unos aviones especiales, llamados Twin Otter, que son ideales para operar en estas superficies tan curiosas.

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El aterrizaje en esta playa es una experiencia única que pocos aeropuertos pueden ofrecer. Como hemos mencionado, en vez de aproximarse a una pista convencional, los pilotos tienen que alinear sus aviones con una de las tres pistas que están marcadas en la arena por postes de madera. La elección de la pista depende de la dirección del viento en el momento que se va a aterrizar. Estas pistas no tienen iluminación propia, algo que limita las operaciones en las horas que hay luz. Cuando hay una emergencia médica nocturna, los habitantes de la isla colaboran formando una pista de emergencia con sus vehículos, alineándolos y encendiendo las luces para guiar a los aviones.

Por la naturaleza de la superficie, las condiciones meteorológicas tienen un papel fundamental en la operatividad del aeropuerto. Cuando el clima es adverso o la marea demasiado alta, los vuelos pueden retrasarse o incluso, cancelarse. No obstante, esta característica hace aún más especial el aeropuerto convirtiéndolo en un atractivo turístico, ya que los visitantes pueden observar desde cerca como aterrizan o despegan los aviones desde la playa.

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Este aeropuerto tiene una diferencia notable con el resto de aeropuertos en su funcionamiento, ya que los vuelos en él dependen de la marea. Al estar situado en la playa de Straight Mhor, las llegadas y salidas sólo pueden realizarse cuando está la arena expuesta y lo suficientemente firme como para permitir las maniobras de las aeronaves. Este aeropuerto está clasificado como STOL (Short Take-Off and Landing), especializado en aterrizajes y despegues cortos.

Los horarios de los vuelos varían día a día y son publicados con antelación en función del comportamiento de las mareas. Este sistema tan peculiar requiere una enorme coordinación entre la aerolínea, el aeropuerto y los pasajeros, quienes tienen que estar atentos a los posibles cambios de última hora.

El aeropuerto de Barra, aunque pueda parecer exótico o puramente turístico, tiene un papel esencial para los habitantes de la isla, ya que es su principal conexión con el continente, permitiendo el transporte de pasajeros, suministros y correo. Los destinos regulares incluyen Glasgow y Benbecula, otra de las islas Hébridas. También se utiliza en casos de emergencia médica, ya que facilita la evacuación de pacientes hacia hospitales en Glasgow u otras ciudades cercanas.

En sí, el aeropuerto es un atractivo turístico, por lo que atrae a visitantes que desean vivir la experiencia de un aterrizaje o despegue en un terreno tan poco usual. Gracias a esto, el turismo local de la isla aumenta, promoviendo la cultura del lugar y generando ingresos para sus habitantes. Además, la isla de Barra tiene un paisaje espectacular, con colinas, costas rocosas y una rica flora y fauna. Los turistas que quieran visitarla pueden hacer actividades al aire libre como senderismo y observación de aves mientras esperan que su vuelo salga.

Pero, operar en un aeropuerto situado en una playa es un reto, tanto para los pilotos como para el personal del aeropuerto. La arena debe ser monitoreada constantemente para asegurar que están en las condiciones adecuadas para los aterrizajes. También se deben retirar escombros y verificar cuál es la firmeza del suelo antes de cada operación. A estas peculiaridades, se le suma el clima escocés, que puede cambiar rápidamente y afectar la visibilidad y la seguridad de los vuelos. Las tormentas y los fuertes vientos pueden hacer que las operaciones sean aún más desafiantes, algo que exige que los pilotos tengan una gran habilidad y control del avión.

Este aeropuerto es modesto pero bastante eficiente. Tiene una pequeña terminal que incluye una sala de espera, una oficina de información y un área donde se puede recoger el equipaje. Aunque tenga un tamaño pequeño, por este aeropuerto pasan más de 10.000 pasajeros al año, algo bastante curioso ya que la población de la isla es de 1.200 habitantes.

Es un gran ejemplo de cómo la ingeniería y la naturaleza pueden coexistir perfectamente y de manera armoniosa. Su funcionamiento depende de la colaboración entre los pilotos, el personal del aeropuerto y la comunidad local. Esto es fundamental para poder garantizar la seguridad y la eficiencia de las operaciones en un entorno tan curioso.