¿Sabías que nos pasamos aproximadamente un tercio de nuestra vida durmiendo? Por eso es tan importante descansar bien y hacerlo en un lugar limpio y libre de polvo y de ácaros. Del mismo modo, debemos tomarnos la molestia de invertir en un buen colchón y en almohadas de calidad. Y como colofón, no olvides tener en cuenta la importancia de crear un ambiente relajado y ordenado... y de elegir la mejor postura para dormir. Según los expertos, la respuesta es clara y es única.
Lógicamente, la postura que adoptemos al dormir influirá, y mucho, en nuestro descanso y en nuestro estado de salud a corto y a largo plazo. Huesos y músculos se beneficiarán de una buena colocación y, de lo contrario, es posible que nos despertemos con alguna que otra contractura o con sensación de no haber descansado lo suficiente si elegimos una postura inadecuada.
Cada uno de nosotros tiene sus propias preferencias y manías, algunas de ellas adoptadas en la infancia. Sin embargo, nunca es tarde para cambiar y adoptar la mejor postura para dormir. Si hacemos caso de lo que indican los expertos, tanto médicos como fisioterapeutas, lo más recomendable es dormir de lado o decúbito lateral. Dormir de costado evita, entre otras cosas, los dolores cervicales y de espalda. Además, tal y como explica Normodorm, disminuye los ronquidos, mejora la respiración y reduce el reflujo gastroesofágico.
Esta postura es perfecta cuando nos colocamos en posición fetal y con las piernas ligeramente flexionadas. Con ello se logra aliviar la tensión lumbar, reduciendo la probabilidad de experimentar dolores.
En cuanto a quienes duermen boca arriba o decúbito supino, la principal ventaja de esta postura es que la columna descansará relajada y en posición natural, aunque no es lo mejor para el paso de aire y favorece la aparición de ronquidos. Por tanto, dormir de lado gana a esta postura que, sin embargo, no es mala para nuestra salud.
Lo que sí desaconsejan los profesionales es dormir boca abajo o decúbito prono: en esta postura se produce mucho sufrimiento en la zona del cuello, al provocarse una excesiva rotación de la columna que afectará a músculos, articulaciones y nervios. A la larga, esta postura puede provocar tendinitis, lumbalgias, cervicalgias, etc. Por si esto fuera poco, dormir en esta postura hace que descansemos sobre el estómago y el pecho, impidiendo una respiración fluida.
De todos modos, es bastante frecuente que vayamos cambiando de postura de forma natural durante la noche y que nos movamos y rotemos de forma instintiva si estamos incómodos o si estamos forzando alguna zona de nuestro cuerpo. Sea cual sea la posición que utilicemos de forma mayoritaria, no olvides que es importante elegir tu almohada en función de este factor. Por ejemplo, si duermes de lado necesitarás una almohada alta que mantenga tu cuello en una postura correcta, sin 'descolgarse'. Si duermes boca abajo, cuanto más plana sea la almohada menos sufrirá tu cuello y tu columna. Descansar bien pasa, entre otras cosas, por conseguir que cabeza, cuello y columna vertebral estén alineados.