El infierno que viven los enfermos de covid persistente: más de 200 síntomas que no mejoran

Ver el antes y el después de Bárbara te encoge el corazón. Es demoledor. Esta chica de 33 años vive desde hace más de dos años destrozada por el covid persistente. Es ilustradora y diseñadora gráfica. Viajaba. Me manda sus fotografías de antes de la pandemia de ruta por Irlanda con su pareja.

Feliz. Caminaba, sonreía, hacía deporte… Corría con sus amigas del trabajo. Eso que parece tan normal hoy parece un milagro porque Barbara camina con un andador. Como el que usan las ancianas. Como lo que no ha perdido es el sentido del humor, se ríe al contarnos que va hasta más lenta que ellas de camino a la Vaguada a hacer la compra… “A veces me dan unas ganas de adelantarlas”… Y se ríe, qué valiente, qué grande.

El covid persistente deja más de 200 síntomas multiorgánicos

Ir a hacer la compra es otra aventura postcovid para ella. Dar una pequeña vuelta por el supermercado significa pasar toda la tarde en la cama, completamente agotada. Muchos días ni siquiera se puede duchar sola, tiene que ayudarla Miguel, su pareja, que nos lo confirma con lágrimas ahogadas en los ojos.

Ambos se contagiaron en marzo de 2020 y Bárbara pasó un covid suave en casa, un poco de neumonía pero nada grave. A las pocas semanas comenzaron a llegarle los síntomas que iban a desgarrarle la vida. Porque no camina bien, ni habla bien, ni es capaz de pensar o concentrarse como antes. Cuando se le acabó la baja y el INSS la mandó a trabajar de nuevo, lo intentó.

Su empresa se portó con ella fenomenal y trataron de adaptarle su puesto para que teletrabajara, pero fue imposible. Esos seis meses le han provocado una recaída importante. Si ves a Bárbara parece que ha sufrido un ictus grave y, sin embargo, las pruebas médicas que le hacen (todas en reposo) no arrojan apenas anomalías. Es la paradoja del Long Covid.

Más de 200 síntomas multiorgánicos que apenas se registran en analíticas, TACs o escáners. El covid persistente afecta al menos al 10 por ciento de todos los contagiados por covid en el mundo (aunque hay expertos que hablan hasta de un 30 por ciento). Serían más de 1.300.000 personas en España, pero muchos ni siquiera están diagnosticados ni tienen seguimiento ni tratamiento médico. Bárbara y Miguel, su pareja, son muy claros con las instituciones y con los médicos, esos que durante estos dos años muchas veces no la han creído o han infravalorado su sufrimiento. A pesar de que es imposible fingir su estado. Su padecimiento. "No es que nos sintamos poco ayudados. Esto es abandono".

La sanidad pública ni siquiera le costea una silla de ruedas eléctrica a Bárbara para que pueda moverse sin aumentar su dolor. Miguel nos explica enfadado que les dicen que es “para que no se acostumbre”…

Nos despedimos y lo vemos ayudándola a coger el ascensor, a abrir la puerta. Ahora va a ponerle la comida, a acostarla si lo necesita. A su novia, de 32 años.