¿Cómo ayudar a una amiga que ha sufrido una agresión sexual? Una psicóloga responde

En los últimos 30 años, las denuncias por agresión sexual han aumentado un 138% en nuestro país según el informe SEXVIOL de la Universidad Complutense de Madrid. La gran mayoría, tienen lugar en completo silencio. Nadie del entorno sabe lo que ha ocurrido y la víctima tiene que gestionar el sufrimiento de la agresión en soledad.

Otras veces, la violación es mediatizada. Todos opinan sin saber lo que ha pasado, culpabilizando a la víctima y dañando a quienes han sufrido algo parecido pero no se atreven a denunciar. Sin irnos muy atrás en el tiempo, encontramos los ejemplos perfectos en las denuncias al futbolista Dani Alves y al productor de cine Javier Pérez Santana.

En cualquier caso, sufrir una agresión sexual provoca un gran impacto psicológico. Si bien es la víctima quien tiene que gestionar las secuelas en primera persona, su entorno puede hacerle más fácil este proceso. ¿Cómo? Mediante apoyo inmediato y mediante apoyo a largo plazo.

Apoyo inmediato: cómo ayudar justo después de la agresión sexual

Cuando tiene lugar una agresión sexual, la víctima puede encontrarse en shock. Lo que ha pasado es tan grave y traumático, que reacciona negándolo o quitándole importancia. Sin presionarla ni añadir un estrés adicional, conviene ayudar a la víctima a ser consciente de lo que acaba de pasar.

¿Cómo?

  • Ofrécele ir a un lugar tranquilo en el que se sienta a salvo. Si estáis de fiesta, en la calle o en la casa del agresor, id a un lugar en el que tu amiga pueda hablar sin sentir miedo o coacción.
  • Escúchala sin juzgar. Permítele expresar sus emociones sin interrumpir, sin obligarla a sentirse de una determinada manera o sin tacharla de “exagerada”, “dramática”, “insensible”, “fría” o cualquier otro adjetivo que implique un juicio de valor. Simplemente, deja que hable.
  • Respeta su intimidad. Si no te quiere contar algo, no te pongas a la defensiva ni te enfades. No es que no confíe en ti, es que lo que ha vivido es privado y doloroso.
  • En ningún momento justifiques lo ocurrido. Da igual que el agresor fuese su pareja, que el agresor sea también tu amigo, que haya alcohol u otras drogas de por medio, etc., porque lo que acaba de ocurrir no es culpa de tu amiga.
  • Explícale cómo pedir la ayuda que tú ni puedes ni sabes darle. Tú puedes ofrecer un apoyo social indispensable, pero hay cosas que no están en tu mano. Entre ellas, la atención psicológica, la asistencia médica o el asesoramiento legal. ¿A quién acudir? Puedes llamar al teléfono de Emergencias (112), de la Policía Nacional (091) o de la Guardia Civil (062), y si necesitas un apoyo especializado, a los recursos de atención a la mujer de tu comunidad autónoma: puedes encontrarlos en el Ministerio de Igualdad.

Apoyo a largo plazo: cómo amortiguar las secuelas después de una agresión sexual

Con el apoyo a largo plazo no vas a eliminar ni evitar mágicamente las posibles secuelas de una agresión sexual, pero sí puedes amortiguarlas, es decir, reducir su impacto.

¿Cómo?

  • Evita el aislamiento. No es cuestión de obligar a tu amiga a salir todos los días ni a hacer planes que le incomodan, pero sí conviene estar ahí. Ahora mismo puede sentirse sola y visitarla de vez en cuando o hacer actividades tranquilas resultará muy reconfortante.
  • Respeta sus miedos. Si no quiere salir de fiesta, no quiere acudir a lugares con mucha gente o no quiere interactuar con hombres desconocidos, no la fuerces ni la juzgues. Cada persona, tiene sus tiempos.
  • Créela incondicionalmente. Frases como «¿Estás segura de que eso fue lo que pasó?» hacen muchísimo daño. Tú eres su amigo o amiga, no un abogado ni un juez, así que créela y evita preguntas invasivas para que, poco a poco, se sienta cómoda hablando del trauma.
  • Recuérdale que no tiene la culpa. Es muy común que tras una agresión sexual se alternen episodios de ira contra el agresor, y culpabilidad o vergüenza hacia una misma. Recuérdale que no hizo nada ni para merecer la agresión sexual ni para propiciar que ocurriese.
  • Acompáñala mientras reconstruye su salud mental. Las agresiones sexuales pueden cambiarte. Es duro, pero afectan a tu personalidad, tu conducta, tus gustos, tus creencias, tus emociones… Y durante este proceso, puedes perder a personas que estaban acostumbradas a tu “yo pasado”. Respeta esos cambios siempre y cuando sanen su salud mental.