¿Es verdad que dormimos peor en invierno? ¿Por qué sucede?

A pesar de que a muchas personas les cueste conciliar el sueño cuando más aprietan las temperaturas, no siempre en verano es cuando peor se duerme, sino en invierno. Esto se debe a algunos factores que inciden negativamente en nuestro descanso. “Los cambios drásticos de temperatura, el frío, el calor, producen diversos efectos mentales y físicos, de salud y comportamiento en las personas”, explican en el Instituto del Sueño.

¿Qué afecta en invierno?

Las horas de sol, el frío y los ambientes que se crean en las viviendas afectan a la calidad del sueño, además de otros elementos relacionados con nuestro día a día. Así pues, estas son algunas de las razones por las que quizás dormimos peor en invierno:

  • Trastorno afectivo estacional. Entre los síntomas de este trastorno podemos apuntar la pérdida de energía y la necesidad de permanecer más tiempo dormidos. Esto provoca que, si dormimos las mismas horas que en otras estaciones, puede aparecer la sensación de que no son suficientes.
  • Ritmos circadianos. “En el ritmo circadiano normal, cuando empieza a oscurecer, nuestro cuerpo comienza a aumentar la temperatura corporal periférica y segrega una hormona llamada melatonina, producida por la glándula pineal. Es cuando comenzamos a sentir somnolencia y se produce el sueño durante la noche”, apuntan en la Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica. Es decir, nuestra biología provoca que tengamos sueño antes que en los meses con más horas de luz. Si no atendemos a esta “petición” del organismo se pueden crear desajustes en el ritmo natural.
  • Poca exposición solar. Relacionado con el punto anterior encontramos la posibilidad de no producir la suficiente melanina durante las horas de luz. Esta hormona es la responsable de regular el sueño y su falta provocará desajustes durante el tiempo de descanso.
  • Sequedad ambiental. En la mayoría de los hogares españoles es necesario el uso de la calefacción cuando los termómetros se desploman. Al calentar la habitación, aumenta la sequedad del aire que después se respira. Esto afecta negativamente al sueño, especialmente a quienes tienen problemas respiratorios. 
  • Cambios en la dieta y en los hábitos. Finalmente, el frío reinante invita a consumir alimentos más calóricos que no siempre son fáciles de digerir. Si se toman poco antes de irse a la cama, lo más probable es que afecten al descanso. De igual modo, las actividades deportivas se reducen a causa del clima, perdiendo de ese modo una de las ventajas de hacer ejercicio regularmente: dormir a pierna suelta.

Recomendaciones para dormir mejor

Para evitar dormir peor en invierno, las principales recomendaciones son las siguientes: 

  • Mantener una temperatura confortable en el dormitorio. Para dormir bien es necesario que la temperatura ambiente ronde entre los 18 y los 20 grados. Por lo tanto, no hay que mantener la calefacción encendida si se supera ese baremo. 
  • Rutina de sueño. Otro aspecto que ayuda a conciliar mejor el sueño es llevar una rutina lo más adaptada a los ritmos circadianos e irnos a la cama casi siempre a la misma hora.
  • Cuidar la alimentación. Finalmente, hay que evitar los alimentos calóricos que pueden conllevar una pesada digestión después de la cena. De hecho, esta debe ser ligera y hacerse dos horas antes de irse a dormir.