Qué es la hafefobia: cuando te da pánico que te toquen o invadan tu espacio personal

Valeria comenzó la terapia psicológica tras sufrir un ataque de pánico en la fiesta de cumpleaños de un familiar. ¿El detonante? Que invadieron una y otra vez su espacio personal, provocándole una ansiedad extrema que no supo cómo gestionar.

“Ya me había pasado más veces de agobiarme cuando alguien me tocaba, me abrazaba o era muy invasivo”, explica la joven de 31 años, “pero nunca había llegado a tener un ataque de pánico hasta aquel día. Fue horrible”.

A raíz del incidente, acudió a una psicóloga. “Al principio barajó la opción de que fuese fobia social, pero lo descartó porque a mí no me provoca ansiedad ninguna otra situación relacionada con estar con gente. Puedo hablar en público o incluso ir a una fiesta donde no conozco a nadie, y no me agobia en absoluto. Lo que me provoca muchísima ansiedad es sentir que alguien invade mi espacio personal, incluyendo a mi madre, mi mejor amiga o incluso mi pareja. Ahí colapso, me agobio, empiezo a sentirme incómoda y si la otra persona sigue y sigue, acabo como aquel día… Petando y con un ataque de pánico”.

La hafefobia: cuando tu espacio personal es sagrado

Lo que Valeria sufre es un problema tan común como desconocido: la hafefobia, un trastorno de ansiedad cuyo detonante es que alguien invada tu espacio personal.

No se trata de una sensación de incomodidad, sino de una ansiedad tan intensa que resulta casi imposible soportarla, por lo que la persona puede llegar a evitar situaciones sociales para no enfrentarse a la posibilidad de que alguien invada su espacio personal.

Cuando la evitación no es posible y alguien invade su espacio personal, la persona puede experimentar crisis de pánico. Durante éstas, se dan síntomas físicos como sudores, palpitaciones, falta de aire o mareo. También es común la desrealización y despersonalización: te distancias psicológicamente y sientes que lo que estás viviendo no es real o lo vives como si le ocurriese a otra persona.

Cuál es la causa de la hafefobia

  1. La hafefobia suele ser una respuesta a una experiencia traumática. Por ejemplo, que alguien te haya atracado por la calle, que hayan intentado agredirte sexualmente, que te hayan inmovilizado contra tu voluntad, etc.
  2. También puede relacionarse con experiencias sociales muy invasivas durante la infancia. Por ejemplo, niños pequeños a los que obligan a abrazar o dar dos besos a completos desconocidos, pueden desarrollar en la adultez ansiedad ante la idea de que alguien invada su espacio personal.
  3. La hafefobia puede ser una característica más del trastorno de ansiedad social, generalmente acompañada de otros síntomas como miedo a interactuar con personas con las que no tienes confianza, ansiedad ante la idea de que otros te juzguen, sobreanalizar lo que has dicho en una conversación, creer que todos te odian o critican, etc.

Sin embargo, la causa de la hafefobia depende de la persona. Por eso, lo ideal si la sufres es buscar orientación psicológica.

Me incomoda que invadan mi espacio personal, ¿tengo un problema?

Si te incomoda que invadan tu espacio personal, es importante dejar dos cosas claras: en primer lugar, no necesariamente sufres hafefobia, y en segundo lugar, no tienes que tolerar un contacto físico que te incomoda.

La hafefobia implica una ansiedad extrema y desproporcionada ante la idea de que alguien invada tu espacio personal.

¿Qué significa ansiedad extrema? Que puedes sufrir desde ataques de pánico hasta empezar a evitar ciertas situaciones, pudiendo llegar a aislarte, como hemos visto en los apartados anteriores.

¿Qué significa ansiedad desproporcionada? Que te genera ansiedad que un desconocido invada tu espacio personal –cosa completamente lógica–, pero también que lo haga alguien con quien tienes una relación de confianza y en momentos en los que te sientes completamente a gusto y te apetece cierto contacto. En otras palabras, te puede apetecer un abrazo de tu pareja, pero cuando se lo pides y lo recibes, te agobias, te paralizas o sufres una crisis de pánico.

En consecuencia, la hafefobia afecta a la salud mental de la persona y quiere cambiar, pero cambiar no debe implicar jamás forzarse a tener contacto físico con desconocidos o con personas en las que no confías, y tampoco forzarte a tener contacto físico en situaciones en las que no te apetece. Tienes derecho a decidir con quién quieres, en unas condiciones seguras, compartir tu espacio personal.