Anna Flotats, educadora afectivo-sexual: “El porno está desensibilizando y deshumanizando a la población adolescente e infantil”

¡Madres, padres y educadores! tráguense la vergüenza y -si todavía no lo han hecho- empiecen a hablar desde ya con sus hijos sobre sexualidad. Este verano podría ser un buen momento. Necesitamos un ejército de adultos conscientes y responsables volcados en un objetivo común; contrarrestar el efecto que está generando en nuestros niños y adolescentes el consumo masivo de pornografía mainstream.

Cada vez lo hacen desde que son más pequeños: hacia los 8 años suelen tener el primer contacto -generalmente por error- con algún contenido pornográfico. Y claro, todo esto contribuye a que desde bien pequeños todo su imaginario sexual tenga que ver con la pornografía que están visualizando en Internet, por donde llegan cosas realmente fuertes y violentas: cosas que no tiene nada que ver con la revista que podrían haber comprado otras generaciones en un quiosco. Anna Flotats, experta en sexología clínica y educadora afectivo-sexual en varios centros educativos de Cataluña, insiste en que muchas veces tiene que decir a los padres y madres: “¡Es que la revista porno que tú compraste no tiene nada que ver con esto!”.

‘Esto’ es contenido pornográfico altamente violento que desensibiliza y deshumaniza a nuestros menores y que normaliza y naturaliza conductas sexuales que no son normales ni naturales. Lo alarmante es que no es algo que ocurra solo a unos pocos: de hecho, hay un estudio hecho en España que demuestra que el 50% de los jóvenes que han consumido pornografía han puesto en práctica alguna práctica sexual que han visualizado. Esto concuerda con muchas de las noticias que vamos conociendo sobre violaciones en grupo o violaciones por parte de niños cada vez más pequeños.

A falta de una legislación que regule todo esto y que proteja a los menores de estos contenidos que están creando auténticos monstruos, Anna Flotats propone que contrarrestemos el efecto del porno con una buena educación afectivo- sexual. Pero no con una educación que prohíba y dé sermones, sino con una que permita a nuestros menores ver el cuadro completo de la sexualidad… “estamos hablando de emociones, de sensibilidad, de algo muy sensorial y en parte místico”, asegura Flotats.

Conocedora del lenguaje y estilo comunicativo que conecta con los chicos y chicas; consciente de lo embarazoso que es en muchas ocasiones sacar el tema de la sexualidad con nuestros hijos cuando son ya adolescentes -sobre todo si no hemos hablado unca con ellos de esos temas- Anna Flotats ha autopublicado Del velcro al porno (Amazon, 2023). Se trata de una novela didáctica para toda la familia en la que Flotats confronta la pornografía con la sexualidad saludable y placentera para que el adolescente pueda reflexionar y comparar estos dos mundos, a la vez que sirve de herramienta familiar para hacer una lectura compartida y comentar esos temas que a veces nos cuesta sacar.

La pornografía, en lugar de facilitarles y ayudarles a tener una mejor sexualidad o un mayor placer, es todo lo contrario: tiene un efecto rebote tremendo que ellos desconocen (Anna Flotats, educadora afectivo-sexual)

Pregunta: Anna, muchos chicos y chicas ven la educación afectivo-sexual que les dan en los institutos o que les cuentan sus padres como un auténtico muermo, como algo aburrido. Para poder hablar con ellos de estos temas es importantísimos captar su atención y su interés porque la competencia es nada menos que la pornografía. ¿Cómo lo consigues tú? Porque me parece que es todo un reto…

Respuesta: Es un reto, sí. Lo que veo es que claro, la pornografía tiene un mensaje muy atractivo y hasta ahora toda la educación afectivo sexual ha sido muy restrictiva, del tipo “vigila no te quedes embarazada, vigila las enfermedades de transmisión sexual…vigila, vigila”. Y eso también que es importante, evidentemente es importante tener una sexualidad segura, pero se tiene también que engrasar con otros ingredientes que gusten a los adolescentes, como es el placer. Porque hablar del placer también es interesante para ellos...pero hasta ahora estos temas eran tabúes.

P: Uno de los temas de los que dices que hay que hablar con ellos es la pornografía ¿a qué edad crees que hay que empezar a hablarles de porno?

R: Se tiene que hablar de pornografía, sí. Yo, en segundo, tercero, incluso en primero de la ESO ya hago talleres de dos horas solo de pornografía en los que les hablo solo de pornografía y lo agradecen mucho. Realmente me dicen "¡ostras, nunca nos habían hablado así!" Es que es importante explicarles que realmente la pornografía, en lugar de facilitarles y ayudarles a tener una mejor sexualidad o un mayor placer, es todo lo contrario: tiene un efecto rebote tremendo que ellos desconocen. En el fondo es su ignorancia la que hace que sea así porque realmente -pobrecitos- nadie les habla del tema. Y cuando tienen un poco de interés ¿dónde buscan?, pues en el ‘dios Internet’, como digo en la novela, ¿no? Internet a todo nos ayuda, pero en este sentido a ellos les deseduca, les desinforma o malinforma…

P: Lo cierto es que cada vez en Internet hay más contenido sobre sexualidad saludable…sin embargo, lamentablemente lo que les llega es el porno mainstream…

R: Me gusta diferenciar el cine erótico de la pornografía. Por ejemplo, aunque digan que hay porno feminista...es que el porno en el fondo viene de la palabra porné y porné es prostituta o esclava sexual y mezclar feminismo con pornografía lo encuentro muy fuerte. Pienso que se debe hacer una mejor calidad a nivel cinematográfico de cine más erótico que pueda ser más interesante, que esté centrado en la sensibilización, más sensorial, que dé pie a la imaginación, pero sin dar pautas… porque realmente la sexualidad es tan amplia, que el hecho de mostrar conductas sexuales tampoco les ayuda a ellos, considero. Antiguamente no había información y era mejor que ahora, que están mal informados a través de Internet. El hecho de poder tener tu imaginario sexual con tus propias vivencias y experiencias es mucho mejor y más enriquecedor que el hecho de que te enseñen unas conductas en un vídeo. Siempre hablo con los adolescentes y les digo: "yo no os enseñaré pautas, ni conductas, ni qué debes hacer ni dejar de hacer, porque en el fondo estamos hablando de emociones, de sensibilidad, de algo muy sensorial y en parte místico que nosotros tenemos que aprender a sentir"... y en este aspecto la pornografía está desensibilizando y deshumanizando a esta población adolescente e infantil.

Hay familias que consideran que los niños, si les hablas de forma prematura sobre sexualidad, pierden su inocencia... pero yo estoy convencida absolutamente de todo lo contrario (Anna Flotats, educadora afectivo-sexual)

P: ¿Es cierto que cada vez los menores empiezas a consumir porno más temprano?

R: Hay estudios que muestran que en España los 8 años es la primera edad en la que hay el primer impacto con la primera visualización de pornografía -que suele ser por error, normalmente- pero muchas veces es porque se lo han pasado entre amigos. En este sentido es importante desde bien pequeños empezar a hacer este tipo de educación. Suena como muy exagerado hablar de educación afectivo sexual a los 3 años, o en primaria, sí, pero realmente pienso que con la llegada de las nuevas tecnologías es importante enseñarles desde muy pequeños (…) Siempre hablo de chucherías, de golosinas para nuestros cerebros…Los padres siempre estamos preocupados por la alimentación de nuestros hijos: que sea nutritiva y equilibrada. Pero la nutrición a través de la visión también es importante porque nuestro cerebro se nutre también de lo que le entra por los ojos.

P: ¿Por eso hay que contrarrestar desde que son muy pequeños?

R: Desde pequeños, si les hablamos de estas golosinas que hay en las redes, ya no de porno o de contenido sexual explícito, sino de contenido que es basura: estos vídeos que en el fondo no les aportan nada y que son altamente adictivos, ya vas un poco trabajando sus emociones y esta gestión emocional con las nuevas tecnologías. Vas consiguiendo que ellos aprendan poco a poco a usarlas y que vayan aprendiendo que estos contenidos son nocivos para ellos a nivel del desarrollo cerebral, pero también a nivel de su proceso de sexualización, de crear su imaginario sexual. Hay familias que consideran que los niños, si les hablas de forma prematura sobre sexualidad, pierden su inocencia... pero yo estoy convencida absolutamente de todo lo contrario: de que la inocencia la pierden con la desinformación o mala información y luego son víctimas de estos contenidos que hay en Internet porque no hay una legislación que los proteja. Aparte que pueden ser víctimas de abusos sexuales, de agresiones sexuales y el hecho de estar formados, de tener una base, de tener una mayor autoestima, les ayudará a poder verbalizar emociones y experiencias negativas a su entorno….

P: Se puede adaptar el mensaje a cada edad, ¿no crees?

R: De hecho, yo no hablo de porno hasta 5º de Primaria. En 6º ya hablo de pornografía claramente porque de hecho, hay niños ya de 5º ya me han dicho a mí personalmente: “Anna, he visto estos vídeos y me gustan…¿esto es malo para mí?” Y yo, obviamente les digo: "es malo para ti y yo te ayudaré a que no te guste, ¿de acuerdo?" Con 10 o 9 años alguna criatura ya ha visto pornografía y se tiene que actuar a tiempo. Evidentemente, antes de esta edad es importante enseñarles qué son los estímulos supernormales y cómo están relacionados con todo el tema de Internet, de las redes sociales, de videojuegos, de juego online. Esto los prepara de cara a posteriores cursos para hablar de pornografía (…) Lo más importante en edades tempranas es identificar las emociones porque si a algo juega la pornografía es a difuminar y a confundir emociones. La pornografía -el hecho de mezclar la violencia con el placer sexual- acaba provocando este cóctel tan terrible que nos encontramos muchas veces: conductas que deberíamos reprochar como horribles pueden llegar a ser placenteras para cierto público porque el cerebro de estas personas se ha ido acostumbrando a este contenido y ha ido mezclando emociones y acaba identificando como pulsión sexual lo que no es una pulsión sexual sino una emoción de rabia, miedo o asco. Y es muy importante aprender a discernir estas emociones antes de la adolescencia.

Lo que tenemos que conseguir es que nuestros menores de edad, nuestra población en general, no consuma pornografía y, si recibe pornografía, lo denuncie. Porque esto no es un producto cinematográfico, no es ficción (Anna Flotats, educadora afectivo-sexual)

P: ¿Tal vez el objetivo de la educación afectivo-sexual no sea tanto que no consuman pornografía -porque tarde o temprano les va a llegar- sino a que sepan discernir, tener espíritu crítico con esos contenidos?

R: Mi objetivo es que no lo lleguen a buscar nunca y que, si la reciben, la denuncien. La pornografía, la nueva pornografía, la mainstream que hay por Internet, es altamente violenta. Estamos hablando de prácticas sexuales muy crudas y horribles que van desde que una persona defeque encima de otra mientras están abusando de ella, que la ahoguen mientras están violándola en grupo, gente mutilada…estamos hablando de cosas muy fuertes las que les llegan, que no tiene nada que ver con la revista que podrían haber comprado en otras generaciones en un quiosco. Porque muchas veces los familiares dicen: “¡Pero si yo a esa edad ya había comprado una revista porno!” No, pero es que la revista porno que tú compraste no tiene nada que ver con esto. La sexología habla de la nueva pornografía como una pornografía que tiene 6 características que la hacen un producto perfecto porque es anónima, es asequible, es accesible, es aceptada a nivel de la sociedad porque como bien decíamos está ahí, hay plataformas que son de porno, pero sobre todo a nuestros menores les llega pornografía por las redes sociales por donde ellos se relacionan habitualmente y pasan más horas como Tiktok, Instagram etc. También esta pornografía es agresiva y altamente adictiva. Esta agresividad es una agresividad real. Realmente lo que tenemos que conseguir es que nuestros menores de edad, nuestra población en general, no consuma pornografía y, si recibe pornografía, lo denuncie. Porque esto no es un producto cinematográfico, no es ficción, hay cosificación de las personas. Hay un estudio hecho en España que demuestra que el 50% de los jóvenes que han consumido pornografía han puesto en práctica alguna práctica sexual que han visualizado. Esto concuerda con las noticias que vamos conociendo…

P: Las violaciones en grupo, te refieres ¿no? está claro que estos jóvenes, cada vez más pequeños, en algún sitio han aprendido estas conductas…

R: ¡Claro! A ver… no hay estudios científicos -porque no se han hecho, no ha dado tiempo a hacer estudios- que muestren claramente que es la causa de…pero sí que hay un estudio que se hizo en 5 países europeos con unos 4.364 adolescentes en el que se vio una correlación, se vio que, a mayor consumo regular de pornografía, había un aumento significativo de la probabilidad de que abusaran sexualmente de otras personas. Esto se debe tener en consideración porque tenemos que ser conscientes de que nuestros adolescentes no tienen una base en sexualidad como podemos tener los adultos y que todo su imaginario sexual parte de lo que están visualizando a través de estas redes sociales. No quiero ser exagerada, pero si no ponemos un poco de legislación que los proteja, acabaremos creando monstruos porque eso es lo que promueve la pornografía.

Hay alguna corriente dentro de la sexología que habla de una ‘pornificación’ silenciosa de la sociedad porque estamos naturalizando ciertas conductas que no tendríamos que naturalizar (Anna Flotats, educadora afectivo-sexual)

P: A falta de legislación que los proteja, las familias y centros escolares debemos suplirlo como podamos…¿cómo lo hacemos? ¿algún consejo para esos padres que no saben ni por dónde empezar a hablar de sexualidad con sus hijos?

R: Yo pienso que vivimos en una sociedad en la que tenemos muchas posibilidades de hablar de pornografía y de sexualidad con nuestros hijos porque es una sociedad hipersexualizada e incluso hay alguna corriente dentro de la sexología que habla de una ‘pornificación’ silenciosa de la sociedad porque estamos naturalizando ciertas conductas que no tendríamos que naturalizar. La música que está ahora en los top ten tienen muchas letras que cosifican las personas, que son porno. Eincluso los bailes y los video clips tienen un contenido excesivamente erótico, ya rozando incluso lo pornográfico. En este aspecto yo pienso que podemos ‘darle la vuelta a la tortilla’ porque en este contexto surgen muchas ocasiones para las familias y docentes para sacar el tema y hablar de sexualidad, del valor de la intimidad, del amor. Realmente el valor de la intimidad se está perdiendo -por no decir que ya se ha perdido- y ese un tema muy importante en la sexualidad. Todos estos estímulos son muy interesantes...cualquier anuncio publicitario a veces puede tener connotaciones de hipersexualización que podemos usar como herramienta para empezar a sacar información a nuestros adolescentes y, quien dice 'sacar' dice dar nuestra opinión sobre la temática. Pienso que, como padres, debemos hablar de pornografía a nuestros adolescentes y preadolescentes también. Si tienen un dispositivo con conexión a Internet propio, debemos de hablar de pornografía.

P: Se culpa mucho a las nuevas tecnologías de todos los males de nuestra época, ¿no crees? Cuando, en sí misma, la tecnología, como herramienta que es, es neutra…

R: Las nuevas tecnologías -yo estoy encantada con ellas- han aportado muchísimo y aportarán muchísimos beneficios a la sociedad… pero es que este problema que tenemos no es un problema de la sociedad digital sino de la analógica, de valores que están de fondo en nuestra sociedad: esta frivolización del amor, esta pérdida de la intimidad, esta excesiva hipersexualización que hay y esta cosificación de las personas. Se habla a veces de empoderamiento femenino, pero esto no es empoderamiento femenino. En adolescentes me gusta hablar de lenguaje no verbal porque a veces la forma en que actuamos no concuerda con nuestros pensamientos (…) Yo soy muy feminista, pero soy consciente de que hay lenguajes no verbales que dan pie a confusiones y de esto se debe prevenir también a las adolescentes: tú no puedes estar arrimándote una persona con tus genitales y tu culo y de pronto decir: “no, no, es que yo no quiero nada”. A ver: si existe este contacto físico… el lenguaje no verbal es muy explícito. Y esto lo tenemos que enseñar porque la pornografía está deseducando en este sentido y está provocando en nuestros adolescentes una gran confusión; tienen una confusión muy grande. En La Vanguardia hubo un titular de un menor que decía “Soy un violador”... Un menor de edad que después de una charla sobre educación sexual, él mismo se impresionó hasta decir “¡ostras yo no sabía que mi forma de relacionarme, mi forma de tener relaciones sexuales con otra persona era errónea, era peligrosa, era como actúan los violadores”. Por eso tenemos que enseñar a chicos y chicas -sobre todo en las relaciones heterosexuales- que sean relaciones sanas y que sean saludables y que haya placer, pero con respeto y con el consentimiento necesario. Tenemos que enseñarles a relacionarse desde una base… y en esto la pornografía no está ayudando nada.

En la novela hablo directamente de pornografía porque considero que a los adolescentes se les debe hablar de pornografía y advertir de los riesgos que conlleva el consumo (Anna Flotats, educadora afectivo-sexual)

P: Vamos a hablar de tu libro…¿cómo se te ocurrió contar todas estas cosas tan necesarias y básicas de la educación afectivo-sexual en formato novela?

R: La novela la quise escribir para los adolescentes que conozco y que tengo cerca de mí porque yo soy de las que le gusta hablar sobre sexualidad, sobre las emociones -en este sentido no me cuesta sacar los temas con los adolescentes- pero tampoco quiero ser la tía o la madre pesada que está siempre hablando del tema. Pensé que una novela no deja de ser una forma lúdica de aprender sobre algo, de disfrutar, de dejar libre la imaginación y que puedes disfrutar de ella en vacaciones, en una época en la que no tienes demasiadas cosas que hacer como puede ser el verano. Pensé que con tantas pantallas en nuestro día a día mejor iba a escribir una novela donde dejar reflejado aquello que para mí es importante sobre la sexualidad. En la novela hablo directamente de pornografía porque considero que a los adolescentes se les debe hablar de pornografía y advertir de los riesgos que conlleva el consumo de pornografía. El hecho de escribirlo como un texto novelado con un punto de intriga es porque pensé que sería más ameno ir introduciendo así conceptos más didácticos.

P: La novela muestra además el contraste entre dos formas muy diferentes de vivir la sexualidad…

R: Mi objetivo era también mostrar los dos mundos -el de la pornografía y el de la sexualidad saludable y placentera relacionada con el amor- en el mismo libro para que el adolescente pudiera reflexionar y contrarrestar estos dos mundos y también como herramienta a nivel familiar para que madres y padres pudieran hacer una lectura compartida del libro y comentar aquellos temas que a lo mejor son difíciles de sacar. El libro puede ser una herramienta para romper este tabú o vergüenza entre padres, familiares y adolescentes para sacar ciertos temas (…) Saqué este personaje de Nuria para poder enganchar a la población joven, que es lo que quiero, que puedan leer y aprender de sexualidad también disfrutando: que no sea la educación sexual aburrida y que no sea siempre prohibir, prohibir, prohibir y sermonear.

P: Entonces Anna...como progenitores, aunque nos dé vergüenza sacar el tema de la sexualidad ¿tenemos que tragárnosla?  

R:  Es que no tenemos otra; es que en la sociedad en la que vivimos no tenemos otra que sacarnos esta vergüenza y hablar. Y cuanto antes la saquemos, la vergüenza, mejor. Cuando tienen 7 añitos, 6 años… si vas hablando y lo vas naturalizando, ya será más fácil luego cuando vayan creciendo. Porque sacar el tema de la sexualidad por primera vez cuando son adolescentes, entiendo que no debe ser fácil. Realmente dices…¿por dónde empiezo? ¡Porque hay mucho de qué hablar! Es mejor hablar de sexualidad tarde que nunca, pero se tiene que hacer: cuanto antes, mejor.